Retomamos nuestro relato sobre el viejo oficio de cestero allí donde lo dejamos la semana pasada, comenzando por la materia prima utilizada para el desarrollo de su técnica de entretejido y continuando con el procedimiento de confección.
Los cesteros vascos trabajaban mayormente el castaño, aunque en función de la pieza que fueran a confeccionar también recurrían a otros tipos de madera. Por ejemplo, para sillas y asientos era más adecuado el fresno; para las patas de las sillas, el aliso y el pino; y para nasas de pesca se utilizaba la labrusca o vid silvestre, txori-mahatsa. (más…)
En este momento tan duro que nos está tocando vivir, en el que el coronavirus parece haberlo inundado todo, en el que estamos sometidos a una reclusión casi total en nuestros hogares y en el que muchos tenemos que recurrir al teletrabajo para poder seguir con nuestra actividad laboral, queremos recordar un oficio que, aunque ya prácticamente desaparecido, al igual que otro tipo de artesanías, también se desempeñaba en la casa, en este caso, del artesano.
Nos referimos a los cesteros, otzaraginak, otzaragileak o zesteruak, quienes generalmente, en mayor o menor medida, combinaban su ocupación con tareas agrícolas y ganaderas; y transmitían su saber hacer de generación en generación. (más…)
Sin pretender confeccionar una relación exhaustiva de oficios extinguidos, o en vías de extinción, se proporciona un listado de los desaparecidos en la villa vizcaina de Gernika-Lumo, muchos de los cuales estimo que también han dejado de ejercerse en localidades del entorno e incluso en algunas más alejadas. Había quienes ejercían su profesión de manera itinerante; otros lo hacían en comercios, talleres y locales varios. (más…)
Todos los cambios que ha experimentado la actividad humana pueden ser simbólicamente reflejados en la longitud de un brazo.
Cuando no se disponía de ningún tipo de máquina, el esfuerzo laboral recaía en los brazos, lo que dio lugar al término de bracero. La fuerza se representa precisamente con esta extremidad doblada por el codo y tensada hasta que sobresalga la bola que forma el bíceps. Un trabajo que no requiere fuerza pero sí destreza es el que se desplaza hasta la mano, el trabajo manual más propio de los artesanos en todas sus facetas. Si seguimos moviéndonos hacia el extremo y llegamos a los dedos, nos encontramos con un trabajo más fino aún y que está íntimamente ligado a capacidades que entran en la esfera de lo intelectual: dedos que sujetan una pluma de escribir o el pincel que plasma nuestro interior en un lienzo. (más…)