Enmarcados en el ámbito privado de las familias, agrupaciones vecinales y asociativas, se han protagonizado y desarrollado algunas tradiciones (canciones, improvisaciones, cuentos y leyendas, interiorizaciones musicales y rítmicas o bailes y danzas informales) de gran impacto socializador y lúdico. Extendidas por toda la geografía peninsular, desde el siglo XVI, este fenómeno social también tuvo eco en Euskal Herria, manifestándose de forma generalizada, espontánea y poco sujeta a uniformizaciones.