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Autor: Zuriñe Goitia.

En nuestra zona climática la temperatura y las condiciones ambientales van cambiando según transcurren las cuatro estaciones del año, y también dentro de cada día, si brilla es sol o nos ilumina la luna. Nuestro cuerpo no siempre se puede adaptar a esos cambios, así que tenemos que ayudarle con diferentes sistemas para que nuestra temperatura corporal permanezca lo más constante posible.

A la hora de combatir el frío, el fuego es nuestro primer aliado. Para mantener encendidas las llamas durante las largas noches de invierno tenemos que aportar leña a la hoguera de manera constante, lo que no podemos hacer mientras estamos dormidos. La cocina (sukalde, zona del fuego) siempre ha proporcionado calor en sus inmediaciones, pero el problema surge al querer calentar permanentemente el resto de la vivienda, y es que los dormitorios pueden quedarse muy fríos por la noche durante los meses de invierno.

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