El juego de bolos está en riesgo de extinción. La pérdida paulatina del juego de bolos y el declive del mundo rural se han producido simultáneamente a partir de mediados del siglo XX, debido sobre todo al éxodo poblacional de las zonas rurales a las ciudades industriales.
Si actualmente es un deporte minoritario, antiguamente fue casi tan popular como la pelota. Se han perdido centenares de boleras —bolalekuak o bolatokiak— y sobre todo se ha interrumpido su transmisión cultural de generación a generación.
Son muchas las modalidades del juego de bolos tanto en Euskal Herria como en otras zonas del Estado. Solamente en el territorio de Bizkaia se pueden contabilizar unas quince modalidades diferentes, algunas de ellas ya desaparecidas. Una de ellas es la de Zeanuri. Las boleras existentes actualmente están junto a algunas de las ermitas de las siete barriadas o cofradías que conforman el municipio y en ellas se juega una vez al año, el día de la fiesta de la ermita.
Si en la organización administrativa y política del Señorío de Bizkaia la anteiglesia ha tenido una importancia fundamental, hay otra institución de ámbito inferior que en determinadas áreas rurales, por ejemplo en el Duranguesado y en el valle de Arratia, también han jugado una función básica: la cofradía.
En este caso, el término cofradía no tiene una significación religiosa ni gremial, sino que se trata de una institución en torno a la cual se organiza administrativamente un grupo de casas o familias de ámbito vecinal, con la finalidad de dar una respuesta adecuada a las necesidades de tipo comunal. Tiene un régimen de funcionamiento independiente de la administración municipal, aunque determinadas decisiones deban ser adoptadas necesariamente en dicho nivel superior. Pero probablemente las cofradías son instituciones anteriores a la anteiglesia.