La representación de la cruz, como elemento significativo de la Pasión de Jesucristo, está ampliamente presente en la órbita de la religión cristiana y su simbología tradicional (signo protector de comunidades, unidades familiares convivientes, personas, animales o pertenecías) se ve reflejada en devotas tallas artísticas del interior de los centros de culto, en las cabeceras de las camas o custodiando el lecho del descanso eterno. Se establece pintada en puertas y ventanas, elaborada o formada por distintas especies vegetales o de forma emblemática, es realizada como gesto destacado del cristianismo.