Al Carnaval le suceden la Cuaresma y la Semana Santa. La Cuaresma recuerda los cuarenta días que Jesús pasó en el desierto haciendo oración y penitencia. Los cuarenta días que transcurren desde el Miércoles de Ceniza —este año el 22 de febrero—, hasta el Jueves Santo están destinados al ayuno y a la oración. Este período da paso a la Semana Santa, que se extiende entre el Domingo de Ramos —este año el 2 de abril— y el Domingo de Pascua; son días dedicados a conmemorar la pasión y muerte de Jesucristo, y culminan con la Pascua que simboliza su Resurrección.
En la celebración nocturna del Sábado Santo, es decir, en la Vigilia Pascual, se enciende del nuevo fuego el cirio pascual que representa a Jesús resucitado, y que indica que Cristo ha superado la muerte. Al día siguiente, Domingo de Pascua —este año el 9 de abril—, junto con los oficios religiosos en algunas localidades de Euskal Herria aún pervive una costumbre, en otros tiempos muy extendida, que consiste en el regalo por parte del padrino y la madrina a sus ahijados de un pan con uno o varios huevos incrustados. Este panecillo es presentado de diferentes formas —circular o triangular— y recibe diversas denominaciones: mokotsa en Amorebieta-Etxano y Gorozika, morrokotea y/o mokotsa en Arratia, olatea en Orozko, pazkopile en Busturia, arrautz-opila en Zerain, kaapaxue en Elosu-Bergara, aitatxi-opil o amatxi-opil en el Baztan…
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Ama tenía buena mano para el bacalao, makailaoa, en euskera bizkaino. O será que la práctica hace a la maestra. El caso es que en casa se comía bacalao con asiduidad, y era ella quien lo compraba, desalaba y cocinaba.
Dicen que los primeros en secar el bacalao fueron los vikingos y que de ellos heredamos la costumbre. Siglos después la captura, preparación y comercialización del bacalao se convertiría en un negocio lucrativo. Los bacaladeros vascos hacían dos campañas anuales en aguas de Terranova, principalmente, y algunos viajaban hasta Groenlandia y Norteamérica. Capturaban cientos de toneladas de bacalao que descabezaban, evisceraban y salaban en el mismo barco. A su regreso el procesado del pescado continuaba en los secaderos. (más…)
Es sabido que la Cuaresma es un periodo variable en el calendario. Pascua de Resurrección debe coincidir con el primer domingo siguiente a la luna llena del equinoccio de primavera.
Pasado el Carnaval, llega el Miércoles de Ceniza y se inicia en el mundo cristiano el período conocido como Cuaresma que simboliza la prueba que pasó Jesús de pasar cuarenta días en el desierto de Judea, previos a su misión pública. Muchos feligreses aprovechaban este tiempo para realizar ejercicios espirituales en las propias parroquias o en centros de espiritualidad. (más…)
La Cuaresma era un periodo de abstención de bailes. Para los mozos resultaba más pasadero, pero para las jóvenes un tormento, consistía en pasear los domingos o jugar a las cartas.
En los pueblos la juventud femenina, si el tiempo lo permitía, paseaba por la carretera. Si la jornada se presentaba lluviosa se juntaban en una casa a jugar a las cartas y tomaban chocolate o hacían hormigos, al toque de oración se retiraban a sus casas. Para tratar de quitarles el chocolate, los muchachos les gastaban alguna broma tal como ponerles picante en el brasero o valiéndose de una escalera robarles la cazuela de la ventana. Era una época en que no se disponía de neveras ni frigoríficos y los guisos y los postres se ponían a enfriar en el alféizar. (más…)