Los elementos vegetales en las sociedades tradicionales agrícolas han tenido una presencia extensa como recurrente. En especial, los árboles con carácter significativo y fuerte carga comunitaria o profiláctica y que durante el periodo primaveral ejercerán la protección de la potencial cosecha o en tiempo estival, pueden conmemorar una recolección satisfactoria, evidenciada o materializada en su singular presencia. Contextos, donde los denominados árboles de mayo o árboles festivos (árbol o chopo de San Juan, Donienatxa, etc.) han sido y son práctica habitual.
Desde las bases metodológicas de las disciplinas humanistas y sociales, toda investigación de la cultura tradicional pivota sobre las fuentes de datos (escritos, imágenes, observaciones e informaciones orales). Como es evidente los datos orales necesitan de las personas y sus testimonios que en su terca regularidad permiten al investigador/a, mediante complejos análisis cualitativos, inferir sus sesudas conclusiones. Inestimables informaciones de saberes colectivos que pueden abarcar ámbitos tan dispares como celebraciones festivas, danzas, músicas, cantos, instrumentos musicales, indumentarias, gastronomía, rituales, oficios o labores, etc.