Como es conocido, la víspera y la festividad de San Juan (24 de junio) poseen una gran amalgama de rituales simbólicos asociados a la tierra (personas, animales, cosechas o vegetales protectores), agua (creencias de limpieza, regeneración y curación), aire (momento mágico de liberación de seres nocturnos y malignos) o el fuego (elemento purificador o renovador). Unido a este último, tenemos presente la costumbre de subir la madrugada de San Juan a ciertos altozanos para poder observar la danza realizada por el astro rey o sol danzante (efecto óptico del denominado por la ciencia como sun dog, parhelio o falso sol). (más…)