Hasta entrados los años 1960 fue costumbre generalizada en los caseríos de los pastores guardar para uso propio alguna manta, nombre con el que se conoce a la lana de oveja. Se empleaba como relleno de los colchones y para hacer el hilo con el que se confeccionaban algunas prendas de vestir, habitualmente calcetines, cordones de abarcas y chalecos. (más…)