En la casa tradicional los componentes de su estructura: tejado, paredes, puertas y ventanas, servían para proteger el fuego del hogar, que era el elemento principal de la casa sin el cual no podía entenderse la vivienda, refugio de la familia. De todas las inclemencias atmosféricas que acosaban al fuego doméstico y que la casa protegía, la más temida siempre fue el viento fuerte, capaz de propagar esas llamas y sus chispas a la estructura protectora y que acabasen devorándola por ser mayoritariamente de madera. (más…)
Cuando hablamos de etnografía y de transmisión oral a todos nos viene a la cabeza la imagen de una familia de antaño sentada junto al fuego bajo del hogar y de unos abuelos que relataban historias y leyendas ante la atenta mirada de los más pequeños de la casa.
Pasó un tiempo y el proceso continuó siendo el mismo salvo que el fuego se encerró entre unas planchas de hierro que se dieron en llamar cocina económica o más sencillamente chapa. Pero cuando nuestra sociedad fue haciéndose más urbana y el fuego quedó arrinconado, cobró protagonismo en las casas una nueva estancia: la sala. Y allí encontramos de nuevo a la familia, con menos miembros que antaño pero también sentados contemplando absortos unas imágenes en movimiento tan sugestivas como las llamas del hogar, las proporcionadas por el televisor, el nuevo contador de historias, aunque estas a menudo llegadas de muy lejos. (más…)