Elementos de conjura o protección colectiva se han sucedido en el devenir del tiempo y según ámbitos geográficos concretos o entornos sociales inmediatos (familia, amistades, vecindad, viviendas, propiedades, etc.) frente a los fenómenos atmosféricos adversos, obscuros enemigos y sus temidas acciones o la creencia en castigos divinos y rachas de mala fortuna. Erigiendo estos componentes protectores en alturas para abarcar toda la colectividad (campanas, cruces, veletas, ermitas y sus figuras religiosas, troncos o árboles, fuegos, etc.), y las moradas (manos, garras o patas, agua, plantas o vegetales, motivos religiosos, cruces físicas y pintadas o colocar el sagrado corazón, etc.).
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