El análisis geográfico del paisaje labortano se realiza en base a tres niveles, que si bien están perfectamente definidos en la alta montaña (Garazi…), se atenúan hacia el sur en dirección al océano, siguiendo el eje de la cadena pirenaica. (más…)
En 1934 J. de Yrizar decía ver “el origen del caserío en las modestas construcciones llamadas bordas, que aún se ven en algunos montes vascos. […] Y lo que es más importante, el espíritu constructor, el ingenio del casero combina todos estos elementos [piedra y troncos de roble y castaño]”. En 1981 J.M. de Barandiaran ampliaba este punto de vista señalando que “muchas de las casas rurales antiguas son trasunto de las chozas pastoriles”. Esto es tanto como decir que es ahí donde recae el peso del pastoreo y la prestación vecinal (auzolana), pues la mano —que no el conocimiento— del artesano ha llevado a cabo una labor excepcional en muchos de los asentamientos humanos provisionales o precarios como es el caso de las bordas. (más…)
En otro tiempo, cuando la estructura de los caseríos (etxeak) aún era de madera, la libre estabulación en las tierras comunales (herriko lurrak) estaba regulada. Se construyeron recintos (borda-barrukiak) que los animales utilizaban como refugio natural (del calor, moscas…). El Fuero de Lapurdi, Título III Artículo I, dice: “En Lapurdi cada parroquia tiene y posee tierras comunales y vecinales entre todos los parroquianos” donde pueden pastar los animales de “cierta condición y número”. “Se permite también construir cabañas, alojamiento y cercados para acoger ganado, pastores y guardas”, sin más exigencia que las obligaciones comunes a cualquier “asentamiento humano”. Además del respeto de la propiedad privada citaremos el libre acceso, la dedicación exclusiva al pasto, el respeto del sistema de veto, la protección de árboles y bosques, etc. Dicho entorno evolucionaría forzosamente, aquí y en todas partes. (más…)
Para que tenga lugar un establecimiento humano en sentido amplio, el primer paso es la roturación de la tierra (lurra atera o luberritu). Los desmontes temporales (labakiak o lur ebakiak) se observan siempre en media montaña, en terrenos comunales (herriko lurrak), que son a la vez recurso y reserva de roturaciones. En el Lapurdi de los años 1950, las landas ocupaban entre el 40 y el 75 % de la superficie comunal. Tanto el acceso libre como la explotación de este bien común estaban regulados por el Fuero. (más…)