A Ekain se le cayó el primer diente de leche, casi sin darse cuenta, el mismo día en que cumplió los seis años. Llevaba días con el diente suelto; y se le cayó al suelo, plaf, mientras comía un trozo de manzana.
Generalmente, los primeros dientes comienzan a caerse a los cinco o seis años, cuando los dientes frontales inferiores se aflojan. Este acontecimiento supone el inicio de una nueva etapa en nuestras vidas, puesto que marca un antes y un después.