Antes de asentarse en núcleos de población estable, muchas comunidades vivían en un sistema nómada de caza y recolección. En el Pirineo aún observamos determinados desplazamientos trashumantes de rebaños desde el fondo del valle a los puertos en altura o desde estos hasta la ribera del Ebro que nos lo recuerdan, también actividades como la caza o la recolección de setas. Hasta no hace mucho estas últimas suponían un complemento alimentario si bien hoy día están vinculadas a las actividades lúdicas. El impacto de ‘ir a por setas’ ha sido importante ya que ha atraído a numerosos aficionados que suponen un nuevo aporte económico, pero pueden asimismo dañar el paisaje natural y cultural de la zona. (más…)