En el artículo anterior hablábamos del daño causado por las presas en los ríos y de su relación con el patrimonio. He aquí unos ejemplos ilustrativos:
Algunos ejemplos significativos
La presa de Santa Engracia de Pamplona está documentada desde el siglo XIII. Lleva décadas en desuso. En ella se han llevado a cabo distintas actividades, la última de ellas la industria del caucho, en el siglo XX. El río Arga le causó destrozos hace unos años, por lo que desapareció la lámina de agua que generaba y como consecuencia, un club de remo de Pamplona no puede seguir con la práctica de su deporte. El debate ha sido intenso. La ley ordena su demolición, así como la Confederación Hidrográfica del Ebro y el Departamento de Medio Ambiente del Gobierno de Navarra; pero el Ayuntamiento se ha manifestado a favor de su reconstrucción. Su valor patrimonial ha sido subrayado por quienes quieren reconstruirlo, pero la manera más adecuada de mostrar su interior sería precisamente derribarla y enseñar la parte interna de uno de sus extremos. Desde el punto de vista del patrimonial inmaterial, es obvio que el uso del club de remo no sería argumento suficiente.
Hasta hace unas décadas los molinos y las presas eran construcciones básicas fundamentales para moler trigo y maíz. Posteriormente se han utilizado para generar electricidad. Para ello, era necesario cortar el flujo natural del río e interrumpir la corriente de agua. También hemos utilizado las presas para acumular agua y regar la tierra cultivada. Se han ido acumulando a lo largo de los siglos. Hasta hoy. (más…)