La relación más directa y de indudable valor vital entre la naturaleza, (en su vertiente inanimada vegetal) y el ser humano, por estas latitudes y dejando de lado la información que diariamente nos abruma por medios audiovisuales y virtuales, forma prácticamente parte del pasado, pero sabemos qué nos queda aún y en qué proporción ha podido cambiar su sentido.
Podemos comenzar este breve repaso por las flores, como las de San Juan que, junto a cebollas, maíz, trigo, cerezas y otras hierbas, servían de ramo o sortie para ser bendecido en la iglesia y, posteriormente, ser colocado en la puerta o ventana de la casa el mismo día del santo. En contadas ocasiones podemos ver ya estos ramos y en algunas más la flor del cardo o eguzki lore. Peor recorrido, por su pérdida, ha tenido el encender gavillas de trigo e ir recorriendo las heredades particulares entonando un conjuro a favor de una buena cosecha.