Hay oficios, muchos, que desaparecen; los nuevos tiempos se los llevan por delante sin piedad alguna. Con ellos, poco a poco, desaparecen también los lugares en los que se ejercían. Y a veces desaparecen hasta los pueblos en donde estaban esos lugares, e incluso las personas que fueron testigo de aquellos oficios, lugares y pueblos.
Esto es exactamente lo que ha pasado con la tejería de Aizpe, en Urraúl Bajo. No viven ya quienes allí hicieron tejas, ni queda rastro de la tejería, ni tan siquiera quedan los restos del pueblo, ni desde hace unos pocos meses vive tampoco aquél que de niño y adolescente almacenó en su memoria los recuerdos de aquel lugar…, el último testigo de aquello. (más…)
En el Valle de Carranza (Bizkaia) se ha conocido, y aún se conoce entre los vecinos de más edad, con el nombre de rocha una construcción auxiliar adosada habitualmente a la casa o en ocasiones exenta de la misma.
La cita más antigua que se tiene de ese tipo de construcción aparece escrita en una de las cartas enviadas por el carranzano Diego de Ahedo, Arzobispo de Palermo, desde Sicilia a su sobrino Pedro Ochoa de Ahedo, residente en el Valle. Carta con fecha 15 de enero de 1588, en la que se hace mención al lugar donde ubicar una panera para guardar el grano de trigo: “ahora me parece que el lugar y puesto donde más conviene que esté es la bodega y rocha donde se solía recoger la sidra”. (más…)
Más allá de su función arquitectónica, la teja (teila) destaca en el folklore y la etnografía vascos como un elemento cargado de simbolismo, representando principalmente la casa (etxea), entendida esta como algo más que una construcción.
Como tal, representaba también la propiedad privada frente a la comunal. Así, para señalar su naturaleza comunal, los tejados de algunas bordas de pastores situadas en terrenos comunales no podían ser de teja, porque la cubierta de teja estaba reservada para la propiedad inmueble. (más…)