En épocas pasadas, en el Valle de Carranza (Bizkaia), el cerramiento de terrenos se hacía en unos casos con muros de piedra seca, en otros con seto vivo, tal como se recoge en el Reglamento para la roturación y legitimación de los comunales del Valle, aprobado por el Ayuntamiento en sesión del día 27 de mayo de 1910: “Los terrenos que se roturen conforme a las prescripciones de este Reglamento deberán cerrarse, por fuerza, con pared de 1.50 metros de altura o de cárcaba y seto vivo con la de 1.75 metros…”. (más…)
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