Última semana de mayo, primera quincena de junio… todo depende del estado de los pastos, de cómo vaya la primavera; pero en cualquier caso es el momento de dejar las Bardenas Reales y enfilar por la milenaria Cañada Real de los Roncaleses con los rebaños de ovejas rasas en busca de los pastos de alta montaña del Valle de Roncal. Igual que se hizo el año pasado, y hace cinco, y hace cien, y hace más de mil años. Es tradición largamente milenaria y es derecho bien ganado, a base de bravura en el combate, por los roncaleses; no en vano fueron pastores en tiempos de paz y soldados en tiempo de guerra. Aquel temple guerrero es el que les convirtió en el año 882, en los primeros congozantes, también copropietarios, de las Bardenas Reales por disposición del rey Sancho García.