Arrinconadas en el sabayao, y frecuentemente rotas o maltrechas, algunas viejas vasijas de cerámica han sobrevivido al uso y al inevitable paso del tiempo. Otras, las menos, pero cada vez más, se exhiben limpias y cuidadas en un lugar preferente de la casa. Muchas veces no nos ponemos de acuerdo a la hora de darles nombre, y en el vocabulario popular se entremezclan y se confunden conceptos como puchero, tinaja, cántaro, olla, escudilla, tartera, jarra…; y sin embargo todas tienen en común el hecho de haber sido elaboradas artesanalmente y el hecho de haber cumplido una importante función en la tarea doméstica de conservar, cocinar y servir los alimentos.
La voz euskérica lor tiene varios significados, entre ellos el de acarreo o aportación. La aplicamos más propiamente a aquellas situaciones en que una familia necesitara de ayuda, por determinadas razones, y los vecinos se la prestaran. Hemos registrado asimismo el uso de las voces toto y totoaren para designar el mismo concepto.
Cuando uno necesitaba formar rebaño o reponerlo, por haberlo perdido víctima de alguna epidemia, solicitaba a cada uno de sus vecinos pastores una oveja, generalmente de año, y estos se la entregaban inmediatamente. En las localidades que bordean el macizo del Oiz a la aportación de ovejas se le ha denominado bildots-lorra. La costumbre era también practicada en otras comarcas, aun sin recibir un nombre especial. (más…)
A lo largo del medievo se consolida el poblamiento del Valle de Carranza, apareciendo los primitivos concejos de cuyas asambleas emanaba el gobierno de la república de Carranza. Hasta el año 1740, fecha de construcción de la Casa del Valle en el barrio de Concha, sus juntas, si el tiempo no lo impedía, se celebraban a la sombra de una encina plantada delante de la iglesia de Santa María de Soscaño, en cuyo interior estaban depositados los libros de cuentas. (más…)