Es sabido que en la antigüedad distinguían el otium del negotium. La gente noble y de estatus elevado podía aplicarse al otium: disponía de tiempo libre para dedicarse a conversar, leer, escribir, labores artísticas… en tanto que los mercaderes y las personas empleadas en el comercio y otros menesteres similares se ocupaban en el negotium. Desde la época de los griegos y los romanos ha cambiado mucho la situación. (más…)