Si existen en el calendario unas fechas propensas para las soluciones milagrosas esas son las de los dos solsticios anuales.
En esta ocasión nos referiremos al solsticio de verano, es decir, a la noche previa al día de San Juan, con un gran potencial para soluciones extraordinarias, aquellas que superaban toda lógica y orden natural.
Así pues, uno de los rituales habituales de esa distinguida noche iba destinado a sanar niños herniados. Eran criaturas con evisceración parcial de las tripas a través de un desgarro en la membrana peritoneal que presentaban un bulto en la zona abdominal, a menudo en la ingle, allí donde se junta el muslo con el abdomen inferior. Dicha lesión podía tener consecuencias muy graves, incluida la posibilidad de la muerte.
La noche y fiesta solsticial de San Juan desde hace siglos se han venido asociando a una infinidad de rituales de protección: utilización benefactora del agua manada en esta fecha, la libre circulación aérea de seres subterráneos y aéreos perjudiciales, el uso purificador del fuego y la importancia del astro rey en esa singular festividad. Si el sol ha propiciado la creencia colectiva de ser el día más largo del año (científicamente desmentido) y su singular y esperada danza al amanecer (efecto óptico conocido por sundog o parhelio) y las hogueras ululan la luz nocturna con sus llamas o hacen danzar las sombras de los que las rodean, no es de extrañar que las personas y comunidades quedasen prendadas por el espectáculo visual del momento, tratando de emularlo en sus actividades festivas domésticas o colectivas.
Una de las funciones vitales más importantes de las personas es la respiración, que realizamos de forma inconsciente e involuntaria, sin que tengamos que pensar en ella. Pero a veces, nuestra respiración se altera, porque el músculo que está en la base de los pulmones, el diafragma, se contrae de forma repentina y repetitiva, provocando el cierre de las cuerdas vocales y generando un sonido característico: “hip”, dando lugar al hipo. Es un acto reflejo que generalmente tiene una duración limitada, desaparece por sí solo y no reviste ninguna gravedad. Aunque puede aparecer sin causas evidentes, el hipo pasajero (zotin, txopin, txokin, kika, ipotz, txokoleta), se relaciona con el comer deprisa o abundantemente, consumir bebidas alcohólicas o gaseosas, o vivir una emoción repentina.
Última semana de mayo, primera quincena de junio… todo depende del estado de los pastos, de cómo vaya la primavera; pero en cualquier caso es el momento de dejar las Bardenas Reales y enfilar por la milenaria Cañada Real de los Roncaleses con los rebaños de ovejas rasas en busca de los pastos de alta montaña del Valle de Roncal. Igual que se hizo el año pasado, y hace cinco, y hace cien, y hace más de mil años. Es tradición largamente milenaria y es derecho bien ganado, a base de bravura en el combate, por los roncaleses; no en vano fueron pastores en tiempos de paz y soldados en tiempo de guerra. Aquel temple guerrero es el que les convirtió en el año 882, en los primeros congozantes, también copropietarios, de las Bardenas Reales por disposición del rey Sancho García.