Para nuestros antepasados, la tormenta era la manifestación de violencia atmosférica más común, conocida y temida: la casa, el ganado, la cosecha o la vida de las personas pendían de un hilo cuando la tormenta hacía acto de presencia.
A finales de noviembre de 2023, tras más de cuatro siglos de presencia en la localidad guipuzcoana de Tolosa, cerraba allí sus puertas el convento de Santa Clara, replegándose las últimas cuatro religiosas clarisas que allí quedaban a otro convento. Antes de que se materializase su marcha, y con la colaboración de ellas, quien esto firma tuvo la oportunidad de realizar un inventario exhaustivo de todas las piezas antiguas que había entre aquellas paredes conventuales que habían acogido a esta comunidad religiosa de vida en clausura, la Orden de Santa Clara (clarisas). Así pues, desde mayo hasta octubre de ese año, se realizó una intervención patrimonial que tuvo como objetivo salvaguardar la memoria de ese convento, lo que se tradujo en la elaboración y publicación de cuatro libros diferentes, en la grabación de la memoria oral de las cuatro últimas religiosas, en la realización de un documental y en la organización de una exposición.
En el artículo anterior hablábamos del daño causado por las presas en los ríos y de su relación con el patrimonio. He aquí unos ejemplos ilustrativos:
Algunos ejemplos significativos
La presa de Santa Engracia de Pamplona está documentada desde el siglo XIII. Lleva décadas en desuso. En ella se han llevado a cabo distintas actividades, la última de ellas la industria del caucho, en el siglo XX. El río Arga le causó destrozos hace unos años, por lo que desapareció la lámina de agua que generaba y como consecuencia, un club de remo de Pamplona no puede seguir con la práctica de su deporte. El debate ha sido intenso. La ley ordena su demolición, así como la Confederación Hidrográfica del Ebro y el Departamento de Medio Ambiente del Gobierno de Navarra; pero el Ayuntamiento se ha manifestado a favor de su reconstrucción. Su valor patrimonial ha sido subrayado por quienes quieren reconstruirlo, pero la manera más adecuada de mostrar su interior sería precisamente derribarla y enseñar la parte interna de uno de sus extremos. Desde el punto de vista del patrimonial inmaterial, es obvio que el uso del club de remo no sería argumento suficiente.
Hasta hace unas décadas los molinos y las presas eran construcciones básicas fundamentales para moler trigo y maíz. Posteriormente se han utilizado para generar electricidad. Para ello, era necesario cortar el flujo natural del río e interrumpir la corriente de agua. También hemos utilizado las presas para acumular agua y regar la tierra cultivada. Se han ido acumulando a lo largo de los siglos. Hasta hoy. (más…)