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Algunos topónimos hacen referencia a un territorio amplio (pueblo, barrio…), otros son más puntuales (una fuente, una huerta…). En muchos casos los nombres han quedado fosilizados en una etapa anterior de la lengua, y guardan información de dicha época. Por eso es importante su estudio, porque proporcionan abundante información de nuestras raíces.
Hoy en día podemos encontrar denominaciones euskéricas en zonas donde se ha perdido el euskera, o topónimos como Iturrigorri donde no quedan restos de ninguna fuente. Donde hay un Goikoetxe, cerca habrá un Bekoetxe o similar. Los caminos, fuentes, casas, ermitas, huertas, campas, etc. tienen nombre propio para los miembros de una comunidad y son utilizados para comunicarse entre ellos.
Labayru Fundazioa lleva años analizando esta onomástica con su propia metodología. El vaciado de archivos y la consulta oral a los informantes nos han proporcionado numerosa información que nos ha permitido componer una base de datos importante. Hemos realizado estas investigaciones de campo en localidades como Basauri, Etxebarri, Lezama, Elorrio, Bedia, Larrabetzu y Mungia. Los resultados han sido publicados en formato de libro, acompañado de mapas o unidades didácticas.
Los datos acumulados hasta el momento pueden consultarse en la red en la base de datos Bizkaiko Onomastika Datutegia. Ahí constan los nombres registrados en la documentación escrita, la recogida de forma oral, etnotextos relacionados, observaciones y fotografías.