La obra Dantza taldeak Bilbon 1940-1975 bitartean recupera un capítulo de la historia cultural de Bilbao. Durante la dictadura el Gran Bilbao era más extenso que lo que es hoy en día. En este trabajo nos hemos limitado al Bilbao actual, y hemos elaborado un catálogo de grupos de danzas de la villa durante la dictadura.
Los grupos de baile eran los exponentes casi únicos de la identidad vasca en esta época, debido a la represión del euskera y las ideologías nacionalistas. El folclore se convirtió así en casi la única vía de manifestación de la conciencia vasca.
En Labayru más de una vez les hemos consultado acerca de estos grupos a nuestros colaboradores Luis Ángel Gainza y José Luis Orbe, ya que ellos han militado y colaborado con muchas de esas formaciones. En vista de que dicha información no estaba debidamente documentada, Ander Manterola les incitó a recopilar lo que fuera posible y ordenarlo por grupos en torno a unos puntos comunes. En la década de 2010 le dedicaron unos años al proyecto, y así consiguieron detectar y catalogar los grupos que hoy se publican en esta obra.
Sabido es que hemos sido bastante ágrafos en nuestras actividades, y más en la época que nos ocupa por ser todo susceptible de ser castigado. Por eso, la investigación ha consistido en preguntar aquí y allá, buscando contactos en los barrios, entre conocidos y en cadenas de información. Un trabajo de campo enorme, más dificultoso aún teniendo en cuenta que muchos de los protagonistas ya no están entre nosotros.
El material completo ordenado en cuatro carpetas fue entregado a ‘Ander Manterola Euskal Biblioteka’ de Labayru, y ahora lo hemos convertido en libro, con la ayuda del Ayuntamiento de Bilbao. La dictadura fue larga, y el libro abarca un largo período de tiempo en el que la situación fue evolucionando.
En total se citan 33 grupos, ordenados por distritos. Generalmente eran grupos con una estructura e infraestructura muy escasa, con mucha movilidad entre sus participantes que se separaban y se unían a otros grupos. La mayoría surgieron al amparo de las parroquias o entidades religiosas y utilizaban sus locales para reuniones y ensayos. Lo habitual era que se creara un grupo de chicos y posteriormente el de chicas. Aún así, algunos han sobrevivido hasta nuestros días.