Apuntes de etnografía

Jairo Castillo. Archivo Fotográfico Labayru Fundazioa.

 

Una gallina buena ponedora (oilo fina) actúa de la siguiente forma: cuando empieza a poner, pone un huevo al día durante tres días seguidos, y el cuarto descansa; continúa poniendo uno al día durante otros cuatro días, y vuelve a tomarse una jornada de descanso; continúa poniendo uno al día durante otros cinco días, y vuelve a descansar; así por tres meses, transcurridos los cuales la gallina indefectiblemente se queda clueca (lokatu), muda (mikatu) o muere.

Cuando muda, deja de poner huevos, cosa que ocurre una vez al año. Tras este periodo (mika-aldia), que puede durar entre uno y dos meses, vuelve a ganar prestancia (jantzi o edertu) y comienza a poner de nuevo.

Akaitze Kamiruaga. Archivo Fotográfico Labayru Fundazioa.

Cloquera e incubación

Dejar de poner huevos, cacarear de forma diferente y no querer abandonar el nido (habia) son síntomas certeros de cloquera. A la gallina clueca (oilolokea) se le ponía alrededor de una docena de huevos para que los incubara (oiloa ezarri). Es importante que cubra bien la puesta, por lo que se procuraba fueran las más hermosas las que incubaran. Para lograr mejores polluelos (txitak) a veces se intercambiaban huevos entre las casas del vecindario. No era raro tampoco que la gallina apareciera con una recua de polluelos incubados en algún lugar desconocido.

El periodo de incubación de las gallináceas (oilokiak) dura veintiún días; y el de las patas, ocas…, una semana más. Mientras empollan apenas se levanta del nido, tan solo para comer y beber. Una vez nacidos los polluelos, la madre permanece unos dos meses con ellos y luego los abandona para volver a poner huevos.

La gallina que quedaba clueca y no interesaba que empollara se metía bajo un cesto durante alrededor de una semana hasta que se le pasara la cloquera. En caso de cloquera rebelde, se mantenía allí por más tiempo. Como alternativa se sumergía repetida e intermitentemente en agua o se encerraba junto con el gallo en un recinto de dimensiones reducidas. Si la gallina permanece sola, la cloquera la va desganando, dejando inapetente, y su estado empeora, pero con el gallo a su lado, que no la deja un momento en paz, la obliga a comer… en dos o tres días deja de estar clueca.

En tiempos pasados las gallinas se renovaban casi anualmente, porque se tenían camadas frecuentes de polluelos. Según su ciclo de vida natural, envejecen a los dos o tres años y a partir de entonces dejan de poner.

Akaitze Kamiruaga. Archivo Fotográfico Labayru Fundazioa.

Creencias en torno a la puesta

A la gallina clueca para que empolle hay que ponerle un número impar de huevos, generalmente trece o quince. Si se pone a empollar a los dos o tres días de iniciada la luna nueva, casi todas las nacidas serán hembras, a lo sumo uno o dos machos. Si se pone a empollar a los dos o tres días de iniciado el cuarto menguante, ocurrirá a la inversa, es decir, casi todos los nacidos serán machos, a lo sumo una o dos hembras. Es nefasto que el empolle se inicie en día de luna nueva o en cuarto menguante, pues existe un riesgo grande de que los polluelos nazcan defectuosos: con las patas zambas, los ojos revirados…

Jairo Castillo. Archivo Fotográfico Labayru Fundazioa.

Las creencias aquí descritas, señala un informante, son aplicables a todas las especies animales, incluida la humana.

Segundo Oar-Arteta – Etniker Bizkaia – Grupos Etniker Euskalerria

Para más información puede consultarse el tomo dedicado a Ganadería y Pastoreo del Atlas Etnográfico de Vasconia.

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