Apuntes de etnografía

Con el nombre de txakolin(a) o chacolí conocemos una bebida alcohólica que, históricamente, se ha producido en una parte del norte peninsular y que, desde hace ya unos años, se corresponde con una denominación de origen existente en Euskal Herria.

En el ámbito socio-cultural, también es una denominación que se ha utilizado para un recinto (edificio, local, etc.) donde se administraba y degustaba dicha bebida.

Sin embargo, el significado más desconocido del vocablo es el de una danza que ha estado muy extendida por los territorios vizcaíno, guipuzcoano y, en menor medida, alavés, con diferentes variantes de coreografía, melodía y letra.

R. M.ª de Azkue recogió más de una versión y en un trabajo de campo propio (1), se recopilaron varias decenas, casi todas con un denominador común, la estrofa principal:

“Txakolin, txakolin,

txakoliñek on egin,

txakoliñek emongotso

Maritxuri zer egin.”

Botellas y degustación de txakolin en una feria agrícola (1995). Foto: E. X. Dueñas.

Mitad danza mitad juego de habilidad, servía para que, entonando su letra, jóvenes y adultos, varones casi en su totalidad, amenizaran un momento de ocio en la taberna, o para apostar quién era capaz de ejecutarlo más rápido. Una jarra de vino o de txakolin podría ser el premio. También se danzaba en la plaza en su formato de exhibición.

Con el tiempo, los grupos de danza han ido incorporándola a sus repertorios y en algunas concentraciones, o alardes, se ha pasado el testigo a niños y niñas.

La coreografía es muy simple pero no exenta de dificultad si buscamos en la velocidad una agilidad a demostrar: se colocan en el suelo, en cruz (o aspa), dos palos, escobas, hierros, fajas u objetos de características similares. Al compás del txistu y/o del canto, se debe saltar, preferentemente, con los pies paralelos, sin tocar o derribar dichos objetos. Recuerdo, como anécdota, a un pastor de Gorbeia, natural de Zeanuri, bailar Txakolin una y otra vez en un claro intento por hacerlo correctamente, a una velocidad endiablada, con lo cual lo único que conseguía era derribar constantemente los palos. Eso sí, al mismo tiempo, entonaba varias veces: “Txako ta txako, txako ta txako, txako ta txako, txako ta txako, txako ta txako, txakolin, txakolin, txakoliñak on egin”.

Txakolin. Lauro (Loiu, 1987). Foto E. X. Dueñas.

Debemos remarcar el contexto que tuvo esta danza, ya que lo difuso de su práctica se rodeaba con un halo de tabú, como si se tratara de algo marcado por lo prohibido o, al menos, poco ortodoxo en espacios privados y cerrados.

Esta tipología de danza no es exclusiva de la zona citada: en Zuberoa existe una Makila Dantza, con saltos sobre los palos cruzados en el suelo. En Escocia e Irlanda los danzantes bailan sobre dos espadas en cruz en la Sword Dance. En Cataluña existe el Ball de bastons o Ball de l’Heure Riera. En Finlandia el Tikku Tanssi. Y en Brasil también hemos observado hacer filigranas sobre palos colocados en el suelo.

No obstante, es obligado matizar que el contexto social en todas ellas no es el mismo, lo que hace que Txakolin o Txakolin Dantza sea singular de un tiempo pasado y singular en el presente.

 

Emilio Xabier Dueñas – Folclorista y etnógrafo

 

(1) Dueñas, E. X. Danzas-juego de Bizkaia. Inédito, 1987.

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