El caserío es uno de los pilares de nuestro paisaje, y a pesar de que a menudo los imaginamos aislados unos de otros, en medio de tierras que utilizan para la agricultura, lo cierto es que en la comarca del Duranguesado, en Berriz (Bizkaia), la disposición de las casas pone en evidencia la agrupación por barrios, lo que nos conduce directamente a la Edad Media. Andikoa es un claro exponente de la autarquía de estos barrios.
Este es un lugar ideal para la ubicación de los caseríos: situado en la zona media de las faldas del monte Oiz; al socaire y protegido del frío viento del norte; rodeado de tierras fértiles y con pastos abundantes para el ganado. Aquí, en el barrio de Sallobente se ubica el caserío Besoitaormaetxea, una auténtica joya y uno de los ejemplos más significativos de los caseríos vascos.
Gracias a la investigación realizada por la empresa Gakoa Kultura eta Ondarea – Cultura y Patrimonio, de la mano de Gerediaga Elkartea, se ha podido comprobar que al actual caserío de piedra le precedieron sucesivamente dos cabañas, la primera circular, y una segunda rectangular. Basándonos en los datos científicos obtenidos del análisis de los agujeros de poste de dichas cabañas y de los restos de cereal y carbón vegetal hallados en ellos, podría afirmarse que los vestigios de las chabolas que dieron origen al caserío Besoitaormaetxea son los más antiguos documentados hasta el momento en Euskal Herria. Corresponden a los siglos XI y XII.
Besoitaormaetxea es una muestra fehaciente de la evolución en las técnicas de producción y los modos de vida que con el transcurso de los siglos han conllevado significativos cambios en la distribución de los propios caseríos.
El inicio de este proceso lo marcan las dos cabañas medievales correspondientes a una época en la que la agricultura exigía mucho esfuerzo y ofrecía escasa recompensa. Otro hito se da a principios del siglo XVI, cuando el desarrollo de la agricultura proporcionaba cosechas más abundantes y fructíferas. De aquel tiempo data la construcción del caserío de piedra, cuya pared trasera de espectacular sillería da nombre a la casa. De entonces son también el lagar para producir sidra situado en la parte posterior que ocupaba dos plantas, más común en los caseríos guipuzcoanos; y el elegante hórreo donde guardar el maíz y el trigo. En el XVII sufrió una gran remodelación y se dividió en dos viviendas.
Durante el XVIII se desprendieron del lagar y en su lugar construyeron el establo para cobijar al ganado dentro de la propia casa. El progreso de la ganadería hizo que el modo de vida cambiara sustancialmente, actividad que se ha mantenido hasta bien avanzado el pasado siglo XX.
Por todo ello, Besoitaormaetxea constituye el prototipo del caserío vasco.
Akaitze Kamiruaga – Departamento Herri Ondarea – Labayru Fundazioa
Para más información véase el vídeo: Besoitaormaetxea: euskal baserriaren jatorria eta oinarria [Besoitaormaetxea: origen y fundamento del caserío vasco].