Bordaldea (o, como dicen los suletinos, bordaltia) es un asentamiento rústico actualmente ligado a la ganadería, edificado sobre un terreno llamado sindical, según la Ordenanza de 1838, sustituida por la llamada Ley de Montaña de 1985. Integrada a la granja pirenaica en las pendientes herbosas de la media montaña, duplica la extensión de una casa por su granero y su establo. Está ocupada por el cuidador, bordazain.
Combinando las observaciones realizadas por mí con las de Vizcay Urrutia, en la montaña navarra se desprende lo siguiente:
Este establecimiento está vinculado al saroi o sel. En el siglo XVI el Fuero de Baja Navarra lo menciona cuando dice: “los senhors & maëstes deus cuyalaás & saroys deu present royaume” (los señores y maestres de las cabañas y seles del presente reino).
El prado que le pertenece es fundamentalmente circular; está abonado, dispuesto para el pasto y segado. Su extensión es muy variable (alrededor de 2 o 3 ha) y difiere de los quiñones, labakiak, que son de forma rectangular.
Bordaldea evoca el bordal (borda y anejos) y señala su carácter. Esto permite comprender: 1) el término bordal, recogido únicamente en Zuberoa y asociado a la choza de montaña; 2) el componente –alde, que no debe aplicarse más que al prado roturado.
Los navarros engloban el término bordaldea en un contexto cerealístico, como si este establecimiento fuera mucho más que una simple estructura de ganadería. El establecimiento comprende, evidentemente, la eventual huerta y la cercana fuente.
La borda es distinta de la choza de su cuidador, etxola. El piso, que está reservado al heno, posee un armazón construido sobre la base del arkua; se encuentra también en el Alto Pirineo, como en Bigorre, donde el acceso a la planta superior puede ser independiente, o se hace aprovechando el desnivel del terreno. El heno se transportaba a la espalda merced a un dispositivo llamado iratzuna.
En 1704 los Estatutos del Valle de Baigorri dan una idea de la atmósfera que envolvía estas instalaciones a propósito del libre tránsito, a pesar de que en sus artículos se hace referencia sobre todo a bordas vinculadas a los roturos: a) Art. 6: retomando una disposición de 1570, se dice que entre cada cierre de parcela “tiene que haber un camino de 12 codos de ancho”; b) Art. 20: en lo relativo a los recursos, la siega del helecho para la cama del ganado está reglamentada; c) posibilidad dada “a los particulares que viven en común de plantar cien pies de árboles en los alrededores de sus bordas y no más”, etc.
En el interior de la economía montañesa, el mundo de los bordalde se cuestiona. Los últimos bordazain han desaparecido. Una nueva gestión se ha establecido para revitalizar esta montaña por medio de las actividades pastoriles reestructuradas, la utilización del bosque, el turismo y el ocio.
Michel Duvert – Etniker Iparralde – Grupos Etniker Euskalerria
Para más información pueden consultarse las obras: Tomo dedicado a Ganadería y Pastoreo del Atlas Etnográfico de Vasconia; Michel Duvert. Voyage dans le Pays Basque des Bordes, 2008; y Nekane Vizcay Urrutia. “Uso y ocupación del medio natural: un análisis de las bordas en el valle de Erro y Auritz/Burguete” en CEEN, nº 84, 2009.