Estos datos están recogidos en Busturialdea (Bizkaia), si bien el proceso sería aplicable a otras comarcas.
Tanto al castaño como a la castaña se le denomina gaztainea, al castañar gaztainadia y al erizo lokotsa. Txirpia es la pequeña heredad donde se cultivan plantas de castaño y de otros árboles para luego ser trasplantados.
Se han conocido dos variedades de castaños: lirio-gaztainak y sanmigel-gaztainak. Son árboles que se dan bien en los barrancos y hondonadas. Hay que injertarlos (eztitu), si se quiere que el fruto sea bueno, porque de lo contrario es inservible (txikola). En cambio, para trabajar la madera se usaba el castaño no injertado (eztitzaga). El castaño de San Miguel da sus frutos antes que el mencionado lirio-gaztainea.
El tiempo de cosecha y recolección comenzaba alrededor del 29 de septiembre, por San Miguel, y se prolongaba durante el mes de octubre. La variedad tempranera (goizetiko gaztainea) se cosechaba algo antes. Los castaños se vareaban con un gancho (kakoa) hecho de fresno. Y las castañas se recogían, acarreaban y almacenaban con su erizo, porque aguantaban mejor.
Con cepa de castaño se hacía un fleje de unos 4 cm de ancho por 5 mm de grosor que se doblaba, se ataba con una cuerda y se quedaba fijo, con lo que resultaba una pinza (lokoskia) que servía para recoger los erizos de las castañas.
El castañar solía estar alejado de la casa, en el bosque. Se traían en carretadas (burkadak) que se depositaban delante de la casa, haciendo un montón (montorra), sin otra protección que la hierba con la que se hacía la cama del ganado (azpigarria) o helecho. La provisión podía hacerse tanto de los montes propios como de los comunales. A veces, también los ratones se acercaban al montón y las comían.
Aguantaban hasta bien entrado el invierno. En cualquier caso, convenía comerlas en un plazo relativamente corto, porque de lo contrario se estropeaban (txikoldu). En primavera comenzaban a brotar (ernemina emon), y ya no eran comestibles.
En tiempos pasados, fue un alimento importante en la ingesta doméstica. Es más, en épocas de escasez y penuria económica, llegó a ser el plato principal, sobre todo de la cena. Se comían asadas en el tamboril, peladas o con piel, quitándoles un trozo para que no chisporrotearan o crepitaran. Las castañas asadas, o gaztaina gorringoak —literalmente, ‘yemas de castaña asada’—, había que comerlas en caliente, antes de que endurecieran. Aunque, si acaso más frecuentemente, se consumían cocidas alrededor de unos quince minutos, sin pasarse, para que no se hicieran papilla.
Segundo Oar-Arteta – Labayru Fundazioa