Al igual que en muchas otras fiestas, la danza tiene un gran protagonismo en los carnavales que se celebran en Gipuzkoa. Aunque estas líneas son una aproximación a las danzas carnavaleras, hay que tener en cuenta que forman parte de un contexto y, por tanto, se interrelacionan inevitablemente con los demás elementos de los carnavales. Por ejemplo, los bailarines llevan trajes o disfraces, y el baile se produce en un momento determinado de la cuestación.
Encontramos una gran variedad de bailes carnavaleros en Gipuzkoa. Por un lado, los que se repiten en más de un pueblo. En este caso, la comparsa de Nodrizas y Pastores ocupa un lugar destacado, ya que se celebra en siete localidades: Astigarraga, Azpeitia, Donostia, Errenteria, Hernani, Irun y Oiartzun. El espectáculo se divide en cinco danzas: Introducción y escena de las nodrizas, Kontradantza, Escena del médico con la nodriza, Kontradantza 2 y Zortzikoa. Para finalizar, todos los miembros de la comparsa bailan un fandango y arin-arin. Cabe destacar que, aunque la danza es un elemento importante, el espectáculo es una parodia que va más allá del baile.
En segundo lugar, la Sorgin-dantza ‘Danza de brujas/os’ es uno de los principales actos de los carnavales de Antzuola y Bergara. Aunque también se baila en Lezo y Oiartzun, no está arraigada como baile carnavalero, sino que se realiza con la intención de amenizar la fiesta. Los bailarines se colocan en dos filas, a la izquierda las Sorginak ‘Brujas’ y a la derecha los Intxixuak ‘Hechiceros’. Se hacen guiños los unos a los otros, así que el aspecto teatral y de juego de amor toma relevancia en esta danza.
Por último, está la Azeri-dantza ‘Danza del zorro’, que aunque recibe el mismo nombre en tres localidades, presenta variantes. En Andoain hacen una nueva versión de este baile adaptada a la cuestación; en Hernani es una mezcla de danza y juego; y en Errenteria es el acto que inicia los carnavales.
Por otro lado, están las danzas carnavaleras locales: Trapujale-dantza y Zirikuen zortzikoa en Lezo; Ihote-baltsa en Oiartzun; Iñauteri-dantzak en Lizartza; Koko-dantza en Eibar; Txino-dantza en Aretxabaleta; Inauterietako dantzak en Oñati; Jorrai-dantza en Segura; Txantxo-dantza en Abaltzisketa; Talai-dantza en Amezketa; y Mozorro-zuri dantza en Ataun, que está en proceso de recuperación. En la mayoría de los casos, las danzas son la parte más característica del programa de carnaval de cada pueblo.
De cualquier manera, en 1937 se prohibieron los carnavales en el Estado español y, como el franquismo mantuvo vigente la prohibición en las décadas siguientes, se produjo una importante ruptura en la transmisión de todos los elementos del carnaval, incluyendo las danzas. En la década de 1980 se iniciaron procesos de recuperación a lo largo y ancho de Euskal Herria, lo que supuso muchos cambios en los bailes carnavaleros con respecto al día de actuación, el vestuario, la coreografía, la música e incluso el perfil de los participantes, cuando las mujeres comenzaron a bailar. De este modo, cabe destacar que todos los bailes carnavaleros mencionados han sido recuperados y, en este sentido, es de aplaudir el trabajo realizado por grupos locales de danzas, asociaciones culturales, centros escolares o particulares.
Maddi Dorronsoro – Antropóloga