La localidad riojano-alavesa de Oyón celebra la fiesta invernal más importante el 22 de enero. Honra a los santos patronos san Vicente y san Anastasio. Los festejos más relevantes son cinco: los revolcones del Cachi, la quema del marcho u hoguera, el canto de la aurora, la danza dedicada a los patronos, y la pirotecnia del torico durante la procesión.
La víspera el Cachi (también conocido como el Bobo) interviene delante del templo parroquial. El concejal de cultura (antes el síndico) ondea la bandera de la villa por encima del Bobo, que danza revolcándose por el suelo con los brazos y las piernas bien pegados al cuerpo. Finalizada la danza, el Cachi se pone de pie y, lanzando al aire su gorro bicolor, grita: “¡Viva san Vicente y san Anastasio!”, a lo que los oyoneses le responden con un “¡Viva!”.
El Bobo viste un llamativo traje compuesto de zapatos, pantalón, chaqueta y gorro cónico. Todas las prendas son bicolores, con rojos y verdes alternados y contrapuestos. En la mano derecha porta un palo del cual cuelga la pelleta de un zorrillo.
La bandera de la villa, cuya cara derecha lleva en el centro el escudo de Oyón, está diseñada con la cruz de San Andrés sobre la tela arlequinada.
Desde el templo parroquial la comitiva y las autoridades caminan hasta el ayuntamiento, donde el Bobo repite la misteriosa danza del revolcón. El concejal de cultura flamea la bandera de la villa por encima del cuerpo en movimiento de este enigmático personaje, cuya antigüedad consta desde el año 1676.
A continuación, en la plaza Mayor encienden el marcho u hoguera confeccionada con un montón de gavillas de sarmientos, y con leña de hornija en otros tiempos (así está documentado desde 1662) . El ayuntamiento obsequia a todos los vecinos y visitantes con un aperitivo.
El día de los patronos de Oyón, de madrugada, se canta la aurora de los santos patronos de Oyón, san Vicente y san Anastasio, cada año con letra y música diferentes.
La danza de Oyón, conocida como la Jota de San Vicente o Danza de los Patronos, se baila en cuatro ocasiones durante la procesión de la misa mayor. La bailan diez danzantes y uno más que hace de Cachi. El danzante que hace de Cachi viste una indumentaria distinta de la del grupo. La danza está registrada desde el año 1662.
Tras el último baile en la plaza Mayor, la procesión se detiene en la plaza de San Vicente y prenden fuego a la traca conocida como el torico, compuesta por un toro y un torero de cartón que giran a gran velocidad en lo alto de un poste rematado en rueda. Acaba la traca con la explosión del toro y torero. Esta tradición se realiza en recuerdo de un toro que dicen se escapó de los corrales y que en su huida coincidió con la procesión. Los oyoneses se encomendaron a sus santos patronos y el toro cayó reventado sin provocarles ningún daño. Consta la rueda pirotécnica desde el año 1674 y la celebración de toros desde 1675 en las fiestas de San Vicente.
Ese mismo día el Bobo vuelve a revolcarse en dos ocasiones más tanto en la iglesia como en la casa consistorial bajo el ondeo de la bandera de la villa. Se desconoce el origen del Cachi, figura de leyenda. Aparece por toda la geografía hispana y gran parte de Europa como acompañante, director y guía de los grupos de danzas que intervienen en las fiestas patronales de las villas durante los siglos XVI-XX. Cuentan una curiosa leyenda que relaciona al Cachi con un rey navarro vencido y huido que acabó pidiendo refugio en el lugar de Oyón. El rey Cachi pidió clemencia y los oyoneses le exigieron, a cambio del perdón, el que se revolcara por el suelo, hubiese barro o nieve, durante las fiestas patronales.
José Ángel Chasco – Etniker Álava – Grupos Etniker Euskalerria
Para más información puede consultarse la obra: Manuel González Pastor. Fiestas patronales de Oyón-Oion, el Cachi y otras tradiciones, 2010.
Lo del zorro sobra totalmente. Ya vale de justificar simbolicamente lo que no es sino crueldad.