Tras las celebraciones de Semana Santa, la villa navarra de Obanos continúa de fiesta ya que al Domingo de Resurrección le sigue una de las fiestas locales más singulares: la de la bendición del agua y el vino al pasar por la cabeza-relicario de san Guillermo. El rito, que se celebra siempre en jueves de Pascua, este año de 2016 ha caído en 31 de marzo, recién estrenada la primavera.
Hasta hace unas décadas, el miércoles anterior por la tarde, se subía hasta la ermita con los niños para bajar en procesión la cabeza del santo devolviéndola, en romería solemne, el domingo siguiente. Hoy, por seguridad, el relicario de plata que contiene en su interior el cráneo oscurecido de san Guillermo, se conserva en la iglesia parroquial durante todo el año. También hasta los años 1960, agua y vino se ‘bendecían’ pasando directamente por la calavera sin que nos resultase chocante a los obaneses beber del líquido trasegado por tan llamativa reliquia. Unos flejes de plata sujetaban las diferentes partes evitando que se separasen. El relicario de plata que hoy se admira es obra moderna, de los años sesenta. Se ejecutó en el taller de Balaguer y el vecindario contribuyó en la medida que pudo con la aportación de objetos de plata.
El cráneo de san Guillermo es uno de los cráneos de santos venerados en nuestro contexto próximo, junto con el de san Gregorio Ostiense de Sorlada también en Navarra y el de san Vítor de Gauna en Álava. En los tres casos, sus ermitas o santuarios se levantan sobre cerros destacados y al agua bendecida con estas reliquias se le atribuyen numerosas propiedades benéficas, especialmente en dolencias relacionadas con la cabeza. Pero en Obanos no solo se bendice el agua, también el vino clarete pasa por la cabeza del santo y el vecindario disfruta de sus beneficios a la vez que de los bocadillos y pastas aportados por la Sociedad de Cazadores San Guillermo.
La leyenda de Guillermo, indisolublemente unida a la de su hermana santa Felicia, cuyo cuerpo incorrupto se venera en Labiano, compone la trama del “Misterio de Obanos” que se escenifica parcial o totalmente cada año, en el marco del peregrinaje a Santiago de Compostela. De linaje principesco, y procedentes de Aquitania, ambos hermanos protagonizaron uno de tantos dramas en torno al Camino de Santiago. A la vocación de Felicia de vivir en un lugar oculto, lejos de palacios, se opondrá su hermano Guillén, quien en un arrebato la mata. Arrepentido peregrinará a Compostela y de regreso se queda en la ermita de Ntra. Sra. de Arnotegui como penitente, muriendo en olor de santidad.
En el imaginario local, san Guillermo o san Guillén tiene gran importancia. La ermita en que se alojaba llega a denominarse indistintamente Arnotegui o San Guillermo. Una coplillas aluden al final del santo: San Guillermo, murió mártir, quemadito en una hoguera, en el término de Obanos que se llama Caratea. Otra dice así: San Guillermo está en un alto, y Saría en una cuesta, si san Guillermo se cae, a Saría le revienta. San Guillermo tiene influencia benéfica para el pueblo frente a las tormentas. Si venía un nublau del rincón de Puente (La Reina), según Martín Zaratiegui, y pasaba sobre san Guillermo, las nubes se partían en dos y no afectaba al pueblo. Una de las manifestaciones de religión popular más llamativa es, sin duda, la fiesta que hoy comentamos.
M.ª Amor Beguiristáin – Etniker Navarra – Profesora Emérita de la Universidad de Navarra
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