Acabamos de cambiar de estación y nos hemos metido de lleno en la primavera, aunque a veces la meteorología se empeñe en decirnos lo contrario. La llegada del equinoccio conlleva unos cambios que cualquiera puede percibir: el día va robando horas de luz a la noche; aparecen tímidamente las primeras flores; los árboles renuevan sus brotes y sus hojas volviendo a vestirse de verde; allí donde hay nieve comienza el deshielo y el agua corre a sus anchas por doquier y poco a poco vamos dejando de lado las inclemencias del invierno.
Pero en zonas rurales, rodeadas de bosques y montes, hay otro hecho inequívoco que nos indica la llegada de la primavera: el canto del cuco (Cuculus canorus). El cuco es sin duda uno de los animales más asociados al cambio de estación entre el invierno y la primavera, y por tanto también a la muerte y la vida que ellos simbolizan.
Son muchas y variadas las creencias, dichos y refranes relacionados con esta ave. Algunos de ellos hacen referencia a la época del año en la que empezamos a oír su canto. Canto que comienza en primavera y que misteriosamente cesa al llegar el verano: «Entre marzo y abril, sale el cuco de su cubil; con la nieve no quiere venir»; «Al cuco san José le da el habla —19 de marzo— y san Pedro —29 de junio— se la quita»; «Cuando el cuco llega, entonces es primavera; si el cuco aún no llegó, es que la primavera no comenzó»; «Si marzo se va y el cuco no viene, o se ha muerto el cuco o la fin viene». Se conocen similares dichos en euskera: «Kukuak Andra Mari Martikoz kuku, san Pedroz mutu» (El cuco canta por la Virgen de marzo, en san Pedro se calla).
Otros se refieren a la inestabilidad meteorológica de esa época del año: «Cuando el cuquillo canta, tan pronto sol como agua», «Kukua kantatzen, euria eta eguzkia«.
Hay sentencias relacionadas con su simple y monótono canto, cu-cu: «El cuco canta su nombre«, o esta otra en euskera «Kukuak zazpi urtean eskolan ibili eta kuku baino besterik ez eban ikasi» (El cuco fue durante siete años a la escuela y solo aprendió a decir su nombre).
Cuco o cuca se suele decir de la persona astuta que trata de medrar y es que esta ave no construye su propio nido, sino que arroja al suelo los huevos de los nidos de otras aves, eligiendo siempre las de menor tamaño que ella, y coloca los suyos para que los empollen.
Según una creencia muy común, el dinero que llevas encima al oír por primera vez al cuco, será el que tendrás durante todo el año. Si por el contrario te pilla sin blanca, así estarás hasta el próximo año.
Sabiendo esto, no estaría de más tener algún que otro billete en el bolsillo. ¡Quién sabe cuándo cantará!
Akaitze Kamiruaga – Departamento Herri Ondarea – Labayru Fundazioa