Hoy día estamos acostumbrados a disponer de pan a cualquier hora del día y a que su reparto llegue a los lugares más recónditos, pero no siempre ha sido así.
En nuestra tierra, hasta los años 1950 en que dejó de sembrarse trigo, el proceso era largo y esforzado. En los caseríos, en la época de la trilla, que solía hacerse en julio, se separaban los mejores granos como semilla para la siembra. Se ponían a remojo (beratu) en agua y luego se mezclaban con cal para quitarles la roya (ludoia). Se tenían así tres o cuatro días y se guardaban en el camarote.
En noviembre, en las tierras donde se había recogido el maíz se sembraba el trigo, tras cuya siega se sembraría el nabo. Primero había que labrar la heredad, y para que no se formaran terrones (mokilak), o para deshacerlos, se pasaba la rastra (eztoa) y el rodillo (alperra). La siembra se hacía a voleo, colocando señales (zumitzak) que permitían distribuir la semilla de manera uniforme. En primavera había que arrancar a mano (esku-urtigian) las hierbas que hubieran crecido, labor reservada a las mujeres.
En julio se segaba con la hoz (zerrea) y se hacían gavillas (azaoak). Cada gavilla se ataba con tallos del mismo trigo, valiéndose si acaso de una horquilla (urkulua), de forma que sus cabezas quedaran en la misma dirección de la gavilla. Con varias de estas, en la propia heredad, se hacía una pila (txondorra). Pasados un par de días se transportaban en el carro de bueyes a casa y con ellas se levantaban tres o cuatro almiares (gari-metak).
A continuación comenzaba la trilla, que en tiempos pasados se hacía manualmente, golpeando las gavillas contra losas de piedra arenisca (hareharriak); las trilladoras (gari-joteko makinak) son posteriores. Después, al grano se le quitaba la cascarilla (galautsa), aventándolo en un cesto poco profundo de dos asas (arpana). Más tarde se conocerían las máquinas aventadoras.
Muchachos y muchachas subían el grano al camarote y, ocasionalmente, solían tropezar (estropezau) a posta para así rozarse. Luego había que acarrearlo al molino para molerlo (eihoteko). Antiguamente los sacos se llevaban al hombro (lepoz), más tarde en burro. La harina había que amasarla con levadura, calentar el horno con árgoma (otea), alimentarlo con madera… Pero la fabricación del pan será materia de otro apunte.
Segundo Oar-Arteta – Etniker Bizkaia – Grupos Etniker Euskalerria
Datos recogidos por el autor a Ángel Valencia, natural de Gautegiz Arteaga (Bizkaia).
Para más información pueden consultarse los tomos dedicados a La Alimentación Doméstica y Agricultura del Atlas Etnográfico de Vasconia.
Indicáis hareharri como equivalente en euskara de piedra caliza, pero el término correcto sería kareharri, siendo hareharri equivalente de piedra arenisca.
Cierto. Ha sido una confusión. Te agradecemos mucho el comentario y procedemos a rectificar el texto.
[…] el camino iniciado en un apunte anterior, publicado el 20 de julio de 2018, en el que hablamos de la siembra y recolección del […]