Hace no mucho, en un viaje a Venecia, vi un escaparate con una chaqueta a la venta y con un rótulo que la identificaba con la palabra giacca.
No dudé en hacerle una foto y mandársela a un amigo de esos que se deleitan con las curiosidades lingüísticas, acompañada de un audio para explicárselo, ya que es evidente que giacca es similar a cuando en euskera denominamos jaka a esa misma prenda.
Es lo que tiene viajar solo, que hay ratos de aburrimiento que no sabe uno cómo rellenar. Pero la cuestión es que a mi amigo le gustó tanto la historia de esa palabra que me animó a contarla.
Además, no está recogida en el Diccionario Vasco Histórico-Etimológico de Euskaltzaindia por lo que parece oportuna la exposición.
La chaqueta, como prenda, parece tener su origen en la Edad Media o principios del Renacimiento, como jubón, que es una versión más ajustada de la túnica corta que usaban los hombres de la clase trabajadora. Como bien sabemos, se trata de una prenda de vestir exterior que llega por debajo de la cadera, con mangas y abierta por delante con una abotonadura que permite abrirla y cerrarla al gusto.
Pues bien. Al parecer y con la complacencia mayoritaria en el mundo de la lingüística, nuestra palabra jaka, así como la italiana giacca antes citada surgen del nombre francés de persona Jacques, es decir, nuestros Jagoba, Jakue… o Santiago, Jacobo… del castellano.
Porque los campesinos franceses eran conocidos con el sobrenombre de Jacques ya que era un nombre de pila muy usual entre ellos. De la misma manera, los nobles llamaban de manera despectiva Jacques a los siervos y campesinos que trabajaban en sus tierras.
De ahí que el jubón que solían vestir pasase a conocerse como jaque, ‘la prenda de los Jacques, los campesinos’.
Por cierto, que en euskera la palabra jubón es jipoi, que también significa ‘paliza’.
Pero retornemos a nuestro tema. Y mira por dónde que del jaque de aquel estrato social que tenían por tan bajo, surge luego la palabra chaqué del francés, un traje de etiqueta más propio de las clases altas.
Sea como fuere, hasta ahí llegó nuestro euskera, siempre tan delicado y conservador con los términos extraños que adopta como propios. Porque otras lenguas que le rodeaban avanzaron más en sus evoluciones y se valieron del diminutivo de jaque, jaquette, para nombrar la chaqueta, una especie de jubón reducido, es decir, desdoblando el término para diferenciar en su origen entre las prendas jaque y jaquette.
Y de ahí, de esta última, se sirve el castellano para crear su palabra chaqueta. Sobra decir que cuando usamos la versión inglesa jacket estamos en realidad hablando de lo mismo.
En inglés también llegó a usarse el término hanseline para denominar las chaquetas. Pero no nos despistemos ya que Hansel, ese nombre de persona que también reconocemos gracias a los cuentos de nuestra infancia, es el antiguo equivalente germánico de Jacques.
Así es como todos los caminos que pretendamos recorrer nos llevarán a Jacques, aquel nombre tan común y popular entre los campesinos franceses.
Tanto es así que las decenas de rebeliones populares que protagonizaron los campesinos en la Edad Media como en el Antiguo Régimen (la primera en 1385) se conocen como jacqueries cuando estudiamos la historia.
Quién nos iba a decir que la jaka, aquella prenda, que simbolizó los estratos más populares y rurales en la historias fuese con el tiempo a convertirse en una prenda que denota el buen vestir, llegando al caso extremo opuesto del «vestir de chaqué«.
En nuestra puesta en escena más reciente, la chaqueta, especialmente en la vertiente cantábrica de Vasconia, no formaba parte de la vestimenta de labor diaria. Pero ha sido incuestionable en situaciones de cierta exposición pública como bodas, funerales o tratos comerciales de tanta importancia. Es por ello por lo que no podía faltar en los armarios de nuestros caseríos.
Quién nos iba a decir que la palabra jaka nos iba a llevar tan lejos en la historia. Y sobre el mapa, ya que tuve que pedalear sobre mi bici hasta Venecia para poder verlo, sentirlo y traerlo hasta estas líneas.
Felix Mugurutza – Investigador