Apuntes de etnografía

Azud de Burgui. Autor: Iñaki Porto.

Hasta hace unas décadas los molinos y las presas eran construcciones básicas fundamentales para moler trigo y maíz. Posteriormente se han utilizado para generar electricidad. Para ello, era necesario cortar el flujo natural del río e interrumpir la corriente de agua. También hemos utilizado las presas para acumular agua y regar la tierra cultivada. Se han ido acumulando a lo largo de los siglos. Hasta hoy.

El daño ecológico

La presa es para los ríos y sus ecosistemas, como un coágulo para nuestras venas. Interrumpe el flujo de sedimentos necesarios para la supervivencia de marismas y deltas. Es conocido, por ejemplo, el daño que está sufriendo el delta del Ebro a causa de todas las presas que hemos construido en a lo largo de su cuenca. Por otra parte, es evidente que muchas presas resultan obstáculos insalvables para los peces que tienen que remontar el río para poner sus huevos. Anguilas, salmones, truchas, sábalos y lampreas son los más afectados.

A nivel mundial el consenso es total. Desde el punto de vista de la biología y de la hidromorfología, las presas son una obstrucción para los ríos; muy perjudiciales. Además, en los últimos diez siglos, a nadie que haya construido una presa se le ha exigido que la derribe cuando ha dejado de utilizarla. Ahora, afortunadamente, la ley así lo ordena.

El patrimonio

Por el contrario, teniendo en cuenta en ese importante papel que las presas han desempeñado a lo largo de la historia para los seres humanos, también ha surgido una corriente favorable a mantenerlas. Basándose en la historia y el patrimonio, son voces que sostienen que los edificios que han sido compañeros y testigos de nuestro desarrollo deben mantenerse intactos. Es más, en opinión de ciertas personas el paisaje fluvial generado por el ser humano a través de las presas es también un patrimonio natural a conservar. Incluso han sido calificados como «biotopos» especiales.

Hay dos puntos incuestionables:

1. Las presas perjudican al río y a los animales que lo habitan.
2. Las presas han ayudado al desarrollo humano durante siglos.

Presa del Roncal. Autor: Fernando Hualde.

En este punto debemos hacer una diferenciación importante entre las presas que continúan en uso y las que no. En el caso de las primeras, a pesar del perjuicio, tienen la ley a su favor mientras sigan utilizándose. En lo que respecta a las segundas, además del daño que causan al río sin ningún beneficio para las personas, tienen la ley en contra.

Se trata, por tanto, de intentar calcular el valor patrimonial de cada presa en desuso y evaluar hasta qué punto la conservación de ese supuesto bien compensa el perjuicio causado.

Patrimonio material e inmaterial

Desde el punto de vista del patrimonio material, la mayoría de las presas han sido reconstruidas una y otra vez. El ímpetu de los ríos no tiene piedad y, normalmente, son edificios que acumulan varias capas. Lo que vemos en la presa, documentada por primera vez en el siglo XIII, es el último revestimiento realizado el siglo pasado o durante las últimas décadas. Para poder ver la estructura de madera medieval que pudiera existir en su interior (si se ha mantenido) tendríamos que seccionarla. Normalmente, el patrimonio material no es digno de mención. El debate se presenta en lo que respecta al patrimonio inmaterial.

En realidad, las presas que no se utilizan no tienen relación con el patrimonio inmaterial, sino con su recuerdo; ya que una actividad en desuso no puede ser considerada como patrimonio inmaterial. Sin embargo, dado que las generaciones que han generado y se han beneficiado de este uso siguen estando vivas, es innegable que ese patrimonio puede ser transmitido y la actividad puede ser retomada de forma económicamente viable y culturalmente sostenible. En esta reflexión se basan los argumentos de los que están a favor de preservar las presas. El problema reside en que mientras se está a la espera de esa supuesta reutilización se mantiene el perjuicio que se le causa al río.

En el próximo artículo publicaremos algunos ejemplos significativos.

Gaizka Aranguren — Labrit