En todas las localidades del interior hemos conocido personas que bien por curiosidad o por herencia cultural han sido colmeneros o apicultores. Joxe Mari Gabaro, por caso, nacido en el caserío Gabaro de Markina (Bizkaia), tenía en propiedad colmenas de las que extraía miel. En esta villa al apicultor se le dice erle-maisua, palabra compuesta, a la manera de ontzi-maisua ‘contramaestre’, por erle ‘abeja, enjambre’ y maisu ‘maestro’, literalmente ‘maestro de abejas’.
Ser apicultor requiere de mucha sabiduría y cuidado. Según fray Luis Arregi, nacido a finales del siglo XIX —en 1971 contaba con ochenta años— y apicultor del santuario de Arantzazu, el oficio de apicultor nunca se aprende del todo, pues hay muchas cuestiones a tener en cuenta, todas ellas extraordinarias (“… erleen manejua ez da sekula ondo ikasten. Gauza asko dauzkate: danak ikaragarriak”).
Citaremos dos refranes vascos: Arditan eta erletan ez imini dirua, recogido en Zeanuri (Bizkaia), que conmina a no invertir ni en ovejas ni en colmenas; y Erle asko, ezti asko; erle gutxi, ezti gutxi, relativamente parecido a Asto asko, lasto asko.
Sobre las abejas y su mundo, que sepamos, no se ha escrito mucho en euskera. Mencionaremos una curiosa traducción guipuzcoana de la obra Guía de colmeneros o tratado práctico de las abejas del carmelita descalzo fray Joaquín de Santa Bárbara, Erle gobernatzalleen guidariya, edo erleac gobernatceco modua, publicada en 1827 en Pamplona.
No profundizaremos en la importancia de las abejas y la miel en el ámbito de la alimentación ni de tradiciones y creencias populares. En tiempos pasados era costumbre comunicar a las abejas el fallecimiento del dueño o la dueña de la casa. Existe en castellano una interesante bibliografía sobre la apicultura en el País Vasco, incluyendo como trabajo ejemplar el tomo dedicado a Ganadería y Pastoreo del Atlas Etnográfico de Vasconia.
Reivindicamos, por último, y enlazando con lo que decíamos al principio, la palabra erle-maisua, que no aparece en la mayoría de los diccionarios vascos, a pesar de haber gozado de cierta extensión en la geografía vasca. Creemos que, por lo menos, se ha utilizado tanto en la zona oriental de Bizkaia como en la occidental de Gipuzkoa, desde la comarca de Lea-Artibai hasta la zona de Oñati.
Luis Villasante, que fue director de la Academia de la Lengua Vasca durante dieciocho años, escribió a principios de la década de los setenta sendos artículos en la revista Aranzazu con entrevistas hechas a fray Luis Arregi: “Erle-maisua, Arantzazuk ere erleak ba-ditu” (Aranzazu 1971) y “Erle-maisuarekin berriketan” (Aranzazu 1972). Encontramos la palabra erle-maisua, común en la zona de Oñati (Gipuzkoa), no solo en el título de dichos artículos sino también en boca del entrevistado, que aprendió el oficio de Joane Urzelai, del caserío Sorandieta, que a su vez lo aprendió de su padre Pedro.
Jabier Kalzakorta – Académico de número de la Academia de la Lengua Vasca – Profesor de la Universidad de Deusto