Laguardia es una antigua villa fortaleza levantada en un collado frente a la sierra de Toloño. Posee un riquísimo patrimonio artístico y enológico que la convierten en la población más atractiva y turística de Álava después de Vitoria-Gasteiz. Iglesias, murallas, callejuelas angostas, casonas heráldicas, dólmenes, el poblado celtibérico de La Hoya, bodegas y las bulliciosas fiestas de San Juan forman parte de su identidad.
El 24 de junio la fachada de la casa consistorial aparece engalanada con abundantes motivos decorativos colgados en ventanas y balcones. Integran la decoración del ayuntamiento seis arcos de hiedra, ramas de laurel y diversas telas colgantes. Destaca la enseña municipal con el escudo de la villa inscrito en el centro.
Poco antes de las seis de la tarde, tanto la víspera como el día del santo, el Cachimorro y los danzantes, ejecutando la danza del pasacalle, acuden a buscar y llevar al alcalde de la villa y al síndico hasta el ayuntamiento. El Cachimorro siempre abre el paso a los danzantes y a las autoridades bailando y sacudiendo con una pelleta de conejo a todos aquellos que estorban y molestan.
La vestimenta del Cachimorro es vistosa y llamativa. Viste traje de arlequín o de bufón medieval. Cubre la cabeza con un gorro cónico del que le cuelgan numerosos cascabeles que con los movimientos y cabriolas emiten agradables sonidos.
La indumentaria de los danzantes, tanto masculinos como femeninos, es muy similar: las mujeres llevan vestido blanco con ribetes rojos; los hombres vestido y pantalón blancos con los mismos ribetes. En las manos portan unas pequeñas enseñas en forma de triángulos unidos de colores rojos y blancos.
Los danzantes y el Cachimorro danzan el pasacalle, colocados en dos filas de a ocho, y van cogiendo ramos de flores que entregan danzando a las autoridades e invitados. Acto seguido la comitiva festiva, compuesta por el Cachimorro, los danzadores, gaiteros, autoridades, invitados, banda municipal de música y público en general se dirige por la calle Mayor hasta la capilla del Pilar en la iglesia parroquial de san Juan Bautista. Aquí se procede al ondeo o tremolado de la bandera.
El síndico, bien trajeado y con guantes blancos, despliega la bandera en el suelo ante la imagen de la Virgen del Pilar. De rodillas se santigua, une las manos y agachando la cabeza reza. Al son de la música, el síndico extiende la bandera y la va moviendo armónicamente en círculos de un lado para el otro. Consiste el tremolar de la bandera en agitar con fuerza y a los lados el asta de la enseña, desplegando al aire su tela que se extiende de un lado al otro. Después se va enrollando y desenrollando la tela en el asta al lado derecho, luego al izquierdo, y finalmente, a medida que la música disminuye el compás, la mueve más despacio y más baja, hasta dejarla tendida en el suelo.
Finalizado el primer tremolado de la enseña municipal se produce un segundo ante la imagen del patrón de la villa, san Juan Bautista, en el altar mayor. Acaba el acto con la colocación de la bandera sobre el suelo y el rezo de vísperas. Esta costumbre forma parte de una antigua tradición de origen militar para dar las gracias a la Virgen y al santo por haberles ayudado en la defensa de la villa ante los ataques y asedios sufridos por los enemigos.
Además del Pasacalle de San Juan y del tremolado de la bandera, Laguardia cuenta con otras danzas, bailadas antes el día de San Juan Degollado (29 de agosto) y en la actualidad el sábado anterior a la festividad de San Juan. Destacan el Troqueao o Paloteado de San Juan Degollado, la Danza de los Arcos, el Árbol y la Jota.
José Ángel Chasco – Etniker Álava – Grupos Etniker Euskalerria
Para más información pueden consultarse las obras: Miguel Martínez Ballesteros. El libro de Laguardia. 1887; y Laguardia, guía para una visita. 1996.