Con motivo de la festividad de Todos los Santos se ha ido incorporando en los últimos tiempos la práctica de disfrazarse la víspera de tal celebración en un acto colectivo denominado “la noche de Halloween”. Además son numerosas las referencias cinematográficas que hacen mención a la presencia de fantasmas y menudean los programas dedicados a los llamados fenómenos paranormales. Pero nada de esto es nuevo. Este tipo de manifestaciones se hallan profundamente arraigadas en todas las culturas del mundo y desde luego también en la nuestra, solo que entonces no se empleaba la moderna terminología asociada al fenómeno poltergeist.
Han sido frecuentes las narraciones populares sobre aparecidos en busca de ayuda para saldar un asunto que dejaron pendiente en vida, por lo común durante la noche, siendo el hogar familiar y su entorno más próximo el escenario principal de las apariciones; otros escenarios son los que se consideran lugares de descanso de los difuntos: iglesias y cementerios.
Las almas errantes se manifiestan a través de ruidos; las apariciones más truculentas son aquellas en que ruidos inexplicables, a veces entremezclados con resuellos o la voz del difunto, persiguen al testigo de los hechos. Las audiciones de sonidos extraños suelen combinarse con movimientos inesperados de objetos, incluso del desplazamiento de los muebles de la casa. También ha estado muy extendida la creencia de que se aparecen en forma de luces por la noche por lo común a los caminantes.
Más manifestaciones están relacionadas con la observación de sombras o la percepción de olores anormales, como el de aceite quemado. También se aparecen con forma humana, con la vestimenta que solía llevar en vida el fallecido o con la que fue amortajado, y pueden mostrarse solos o formando un nutrido grupo de almas en pena.
Asimismo se sabe de casas en las que moran permanentemente estas ánimas, por lo general construcciones no comunes como casas señoriales abandonadas o bien viviendas en las que sucedió algo extraño o macabro.
Como puede comprobarse, nada de aquello a lo que hoy en día asistimos es nuevo.
Luis Manuel Peña – Departamento de Etnografía – Labayru Fundazioa
(Extraído del tomo del Atlas Etnográfico de Vasconia sobre Ritos Funerarios; en concreto del capítulo dedicado a “Aparecidos y ánimas errantes. Arima herratuak”)
Me parece muy oportuno este resumen sobre las tradiciones en torno a la muerte. Únicamente quisiera añadir, en relación con la fiesta de Halloween y la cuestación infantil que está vinculada a ella, que la cuestación, con todas las diferencias que se quiera y con un sentido muy diferente, al menos en algunos lugares, ha existido en Navarra, e incluso en algún punto se mantiene, aunque en estado totalmente agónico. Si alguien está interesado en conocer algo más, puede encontrar en Internet dos artículos publicados en Cuadernos de Etnografía y Etnología de Navarra del Gobierno de Navarra en 1993 (http://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/144841.pdf) y en Jentilbaratza de Eusko Ikaskuntza en 2019 (http://www.euskomedia.org/PDFAnlt/jentil/12/12037047.pdf).
Gracias por tus referencias bibliográficas; las tendremos en cuenta.