En el calendario tradicional vasco durante el invierno se llevan a cabo numerosas cuestaciones en todo el territorio. Se trata de la Navidad y el Carnaval, que son ciclos festivos o celebraciones de larga duración.
Grupos de jóvenes recorren el vecindario cantando coplas y pidiendo algo a cambio. Cada festividad tiene su repertorio, aunque las letras a veces coinciden, en cuanto que van dirigidas al dueño, dueña u otros moradores de la casa.
El objeto de la colecta ha variado a lo largo del tiempo. Antaño se materializaba en alimentos. A los niños se les daban castañas, nueces u otros frutos de temporada. Se acostumbró obsequiar productos de la matanza del cerdo, como chorizos, acompañados de huevos, que luego los rondadores degustaban en una cena. Hoy lo habitual es dar chuches a los niños, y dinero a los adultos, que en ocasiones destinan a una obra o institución benéfica.
El ciclo navideño se abre por San Nicolás (6 de diciembre), incluye la Nochebuena (24 de diciembre), y se prolonga hasta la noche de Reyes (5 de enero), si bien cada lugar adapta los actos a sus costumbres.
Para la cuestación de San Nikolas Txiki un niño se reviste de obispo y los demás lo acompañan, cantando y pidiendo. Se mantiene en varias poblaciones alavesas, navarras y guipuzcoanas.
Las nueve jornadas anteriores a la Navidad se cantan los denominados Marijesiak, haciendo rondas por las casas o calles de los pueblos, que finalizan precisamente el día Nochebuena, en que se hace la cuestación. Hay localidades en las que se canta solo un día. La tradición se conserva en poblaciones vizcainas del entorno de Gernika, Muxika, Ea, Gautegiz Arteaga, Iurreta y Abadiño.
Hoy día las rondas más populares o comunes son las de Olentzero si bien no siempre ha sido así. En ellas lo más habitual es cantar dando noticia de la venida del carbonero Olentzero, que baja del monte a anunciar el nacimiento de Jesús. Se le representa mediante una persona o muñeco vestido del personaje. Hay lugares en los que persiste la costumbre de la cuestación, en otros no. Hay sitios donde la ronda finaliza con la quema del muñeco.
En Nochebuena o Nochevieja, según dónde, se sale a cantar el “Dios te salve” y las Auroras, en las que se ofrecen ciertas viandas a los cantores.
En Año Nuevo (1 de enero) los niños solían y suelen hacer cuestación por las casas del vecindario mientras cantan coplas que saludan al nuevo año como “Urte barri barri” (Año nuevo, nuevo). Otro tanto ocurre el día de Reyes (6 de enero) cantando “Erregeak datoz” (Vienen los Reyes). El dinero recogido se lo reparten o, en su caso, se reúnen a comer los productos recogidos.
El ciclo de Carnaval en sentido estricto comprende Jueves Gordo (Eguen Zuri) que en localidades del Duranguesado incluye cuestación, Viernes de Lardero, Domingo y Martes de Carnaval, y varía en función del Viernes Santo. En algunas localidades la preparación de estas celebraciones comienza el mismo día de Reyes.
En este ciclo hay festividades preliminares como San Antón (17 de enero), San Sebastián (20 de enero), la Candelaria (2 de febrero) y San Blas (3 de febrero). Hoy día la ronda más conocida y extendida en nuestra geografía, con variantes, es la de Santa Águeda, (4 de febrero, víspera de su fiesta). En tiempos pasados solo cantaban hombres, en ocasiones los quintos del año, pero actualmente participan hombres y mujeres, jóvenes y mayores.
Segundo Oar-Arteta e Igone Etxebarria – Labayru Fundazioa