Apuntes de etnografía

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Ermita de Kizkitza. José Zufiaurre.

La ermita de la Virgen de Kizkitza se encuentra en Itsaso (Gipuzkoa), en la cima de un promontorio entre el pueblo y el puerto de Mandubia. En su altar mayor la imagen de la Virgen está colocada sobre un barco pesquero. Al verla así por primera vez resulta extraño, pero tiene razón de ser.

Desde hace muchos años en estas laderas hay bosques de majestuosas hayas y los astilleros de los puertos de nuestra costa que fabricaban barcos de pesca se nutrían de los árboles de dichos bosques. Sabedores de ello, los pescadores le tenían mucha devoción a la Virgen de Kizkitza.

Además, en los días claros, desde el mar entre Orio y Zumaia, se divisa la ermita y los pescadores la han venerado siempre mucho. Es el motivo de que le regalaran el pequeño barco pesquero que sostiene la imagen.

Y no solo eso. Cuando los pescadores que faenaban de noche deseaban pedir algo a la Virgen, querían hacerlo mirando a su ermita y, para poder saber dónde estaba, a principios de los años 1960, pidieron entre todos al párroco de Itsaso que llevaran electricidad hasta la ermita y colocaran delante y hacia el mar, sobre un poste de cemento, uno de esos faros rojos que suelen llevar los barcos pesqueros en la punta del palo mayor.

Linterna de Kizkitza. Fotografía tomada de wikiloc.com.

Desde hacía unos años la ermita estaba quemada y el párroco ya había iniciado conversaciones con los labradores del pueblo para volver a erigirla. Escribió al Ministerio de Marina explicando aquel deseo y, al tiempo, le enviaron desde Tarifa la antes citada linterna que haría de faro de Kizkitza. Reconstruyeron la ermita, reubicaron la imagen de la Virgen y emprendieron las labores para cumplir el deseo de los pescadores.

Para poder llevar la electricidad, algunos labradores se ofrecieron a talar un árbol suyo y entregar el poste, otros se brindaron a transportarlos en su carro, y otros más se prestaron a perforar la tierra y colocar los postes. Realizando el trabajo en régimen comunal, llegó la electricidad a la ermita y sobre un poste elevado instalaron la luz que se encendía desde el pueblo. Pero no fue así por mucho tiempo.

Por el mar Cantábrico, además de los pescadores, navegan otros muchos barcos y aquella nueva luz les confundía, pues no figuraba en las cartas de navegación. Más de un capitán de barco se quejó al ministerio, y este ordenó que se apagara. Hubo que cumplir la orden y nuestros pescadores se quedaron sin la luz de la Virgen de Kizkitza.

Pero los pescadores no se quedaron de brazos cruzados. Pronto iniciaron las gestiones en el ministerio para que aquella luz figurara en las cartas. Y alegando sus razones sin descanso, al fin lograron su objetivo y, tras indicar el organismo competente en las cartas de navegación la linterna marinera de Kizkitza, se vuelve a encender todas las noches para alegría de los pescadores.

José Zufiaurre – Etniker Gipuzkoa – Grupos Etniker Euskalerria

Para más información puede consultarse: Antxon Aguirre & Koldo Lizarralde. Ermitas de Gipuzkoa. Ataun, 2000.

Texto en euskera.

 

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