Apuntes de etnografía

Caserío Irezabaleta (Mañu – Bermeo, 2011). Autor: Akaitze Kamiruaga.

La casa vasca característica del sistema de poblamiento diseminado predominante en gran parte del territorio de Bizkaia, es el caserío (baserria). Pero el término baserri abarca, además de la casa, las heredades que le pertenecen. En ese sentido, la casa entendida como unidad familiar y de producción, se adapta al entorno con un planteamiento que tiende a adquirir el máximo grado de autonomía social y autarquía económica. A esta característica responde el principio de indivisibilidad del patrimonio familiar. Asimismo, las normas consuetudinarias en torno a la propiedad y a la familia tendrán como objetivo asegurar la conservación y desarrollo del patrimonio, de la familia y de la casa, procurando que ésta se mantenga dentro de la unidad familiar. En este contexto cobran sentido instituciones básicas del derecho consuetudinario que conocemos en Bizkaia como la troncalidad, la libertad de testar y la comunicación de bienes.

La troncalidad

Mediante la troncalidad, la propiedad se asocia a la familia y no puede salir de ella sin que lo consientan los parientes que tienen la condición de «tronqueros», siempre siguiendo un orden de prelación: descendentes, ascendentes y finalmente colaterales, en este caso hasta el cuarto grado. El Fuero establece que el testamento ha de ser a favor de los parientes tronqueros, y si otra persona fuere designada heredera, estos podrían impugnarlo. En el caso de que se pretenda la venta o concesión de una propiedad deberá ofrecerse previamente a los dichos parientes tronqueros para que tengan opción a adquirirla por el precio de tasación; este derecho se conoce como «saca foral». De no hacerlo así, la venta efectuada podía ser impugnada y el derecho a adquirir el patrimonio vendido podía ser reclamado por los parientes tronqueros que tuvieran tal condición. Otra de las características de la troncalidad en Bizkaia es que los patrimonios que una persona ha obtenido de un tercero ajeno a la familia adquieren también en lo sucesivo un carácter troncal, aunque en este caso sólo se reconocerá ese carácter de «tronquero» respecto a esos patrimonios a los hijos y sus descendientes.

Familia Landeta-Elorriaga (Lezama, década de 1950). Fuente: Eli Zallo.

La libertad de testar

El testador goza de importantes libertades en la legislación foral vizcaína. Se le reconoce la potestad de nombrar un comisario, generalmente el cónyuge, para que después de su muerte otorgue testamento con las mismas facultades que tenía el testador. Lo más común es que este poder se otorgue entre marido y mujer, en cuyo caso se le conoce con el nombre de “alkar-poderoso”, que podría traducirse por “apoderamiento recíproco pleno”. Junto a ello, debemos tener en cuenta que en Bizkaia la libertad de testar permite la transmisión del patrimonio a un único sucesor, con la única limitación conocida como «legítima» que estableció el Fuero Nuevo de 1526 (ya que con anterioridad la troncalidad era el único límite a la libertad de testar) que obliga a designar un heredero entre los descendientes, apartando a los demás. Todo ello permitía transmitir los caseríos íntegros, atendiendo a los demás hijos e hijas con una dote, una suma de dinero para aprender una profesión o bien, el derecho a residir en la casa mientras permaneciesen solteros.

La comunicación de bienes

El régimen patrimonial del matrimonio se conoce en Bizkaia como «comunicación foral», que queda definido ya en el Fuero Viejo de1452. En consecuencia, se debía proceder a la división de todos los bienes del matrimonio por mitad en caso de fallecimiento de uno de los consortes, aunque el Fuero Nuevo de 1526 limitó estos efectos al caso de disolución del matrimonio con hijos. Un uso muy general en Bizkaia ha sido el de designar al viudo o viuda sobreviviente usufructuario de la totalidad de la herencia, lo cual consolidaba fuertemente su posición ante los presuntos herederos.

Abel Ariznabarreta

Historiador