Cuenta la leyenda que una mujer regresaba caminando del monte con una carga de árgoma, le prendió fuego y se convirtió en la Luna.
Creen los agricultores, por experiencia, que este satélite de la Tierra tiene mucha incidencia en la vida agrícola. También las mareas están totalmente influenciadas por los ciclos lunares.
Cebollas, puerros, tomates y pimientos hay que sembrarlos, trasplantarlos y recogerlos siempre en luna menguante (ilbeherea), porque de lo contrario echan escapos. También la hierba para el ganado que, una vez seca, se almacena en el camarote debe segarse en menguante. Si no hay más remedio que hacerlo en otro momento, debido quizás a inclemencias del tiempo, se ha de procurar cortarla en viernes. Existe la creencia que este día de la semana tiene alguna cualidad mágica para esta y otras actividades.
Los árboles es conveniente podarlos en luna menguante entre los meses de diciembre y febrero, si bien la menguante de invierno (neguko ilbeherea) no tiene tanta fuerza. A los viñedos, si no se podan en menguante, les sale agua.
Entre las especies arbóreas el aliso (haltza) no se ajusta a dicha norma. Es más, hay que cortarlo en luna creciente (ilgora), concretamente en la pleamar de mayo (maiatzeko uretan), porque de ese modo la madera dura más y difícilmente se verá atacada por la carcoma.
El estiércol del establo hay que extraerlo también en luna menguante, porque si se hace en creciente se enmohece.
Fuera del mundo agrícola se cree asimismo en la importancia de realizar determinadas labores en luna menguante, así el corte de pelo, de uñas… Y la luna llena se dice que actúa en algunas personas trastornándolas, lo que se conoce popularmente como estar, por influencia del astro, como un cencerro (txairo egon).
Segundo Oar-Arteta – Etniker Bizkaia – Grupos Etniker Euskalerria
Para más información puede consultarse el tomo dedicado a la Agricultura del Atlas Etnográfico de Vasconia.