Nos quedan por abordar los cuatro últimos meses del año. [Véanse Los meses del año en euskera (1) y Los meses del año en euskera (2)]
Irail ‘septiembre’. ‘Mes o luna del helecho’, de ira ‘helecho’ + (h)il ‘mes o luna’, llamado garoil en determinados lugares, de garo, que también significa ‘helecho’. Contamos además con otra forma un tanto curiosa, que es buruil. Esta voz ha generado diversidad de opiniones, pues tal y como apunta Caro Baroja buru podría significar ‘cabeza, principio’ o ‘remate o final’, de ahí que para algunos, como Vinson, septiembre fuese el primer mes, y para otros, como Wagner, Campión o el propio Caro Baroja, fuese el último mes del antiguo calendario agrícola vasco. Y aprovecharemos esta disparidad para comentar, parafraseando a Caro Baroja, que “es evidente que algunos meses no corresponderían con exactitud a los actuales latinos en un principio”.
Urri ‘octubre’. Este nombre de etimología aparentemente transparente, junto con las variantes urril y urrieta, que Astarloa interpreta como ‘mes de escasez’, resulta ser más opaco de lo que parece y no sabemos a ciencia cierta su significado. No obstante, tenemos otra forma más clara, aunque más desconocida, que es bildil, de bildu ‘recolectar, recoger’+ (h)il ‘mes o luna’, y que Caro Baroja interpreta como ‘mes o luna de la recolección’.
Azaro ‘noviembre’. El OEH nos indica su etimología: (h)azi ‘semilla, simiente’ + aro ‘sazón, tiempo propicio, época favorable’. Tanto la variante azil, que al igual que Caro Baroja traduciríamos por ‘mes o luna de la simiente’, como la de origen latino zemendi (del bajo latín sementia, a su vez de semen), como la híbrida zemendil, irían en la misma dirección. Y existe otra, también de marcado carácter agrícola, si bien no tan conocida. Se trata de gorotzil ‘mes o luna del abono o del estiércol’.
Abendu ‘diciembre’. Cerramos el año de nuestro actual calendario con este mes de etimología latina, proveniente de adventus, a su vez del verbo advenire ‘llegar’, haciendo referencia a la llegada de Cristo. Recordaremos además otros dos preciosos vocablos para designar a diciembre. Uno es lotazil, que según Caro Baroja querría decir ‘mes en el que o luna en la que la semilla germina o arraiga’, y el otro neguil, ‘mes o luna del invierno’.
Y hasta aquí hemos llegado después de este hermoso paseo lingüístico-etnográfico por la diacronía de nuestra lengua. Terminaremos con una mención a Caro Baroja, cuya obra Sobre la religión antigua y el calendario del pueblo vasco hemos tenido muy en cuenta en esta publicación. Él nos dice, a modo de conclusión, que “quedan de pie, por lo menos, el carácter lunar primitivo del calendario vasco y el carácter posterior agrícola”. ¡Ahora nos corresponde a nosotros perpetuar ese tesoro!
Joseba Santxo Uriarte – Filólogo e investigador
Puede asimismo resultar de interés un apunte anterior dedicado a Los días de la semana en euskera.