En cualquier lengua podemos encontrar palabras increíbles, porque las palabras en sí son originales, expresivas, cambiantes, caprichosas… además entre esas flores orales las hay de muchas edades, tamaños, apariencia, color y significado. ¡Cómo no alucinar, pues, contemplando algunas de esas piezas maravillosas que ayer y hoy en diferentes lugares ha ido creando la inteligencia y creatividad humana! Hoy día se ha puesto de moda mostrar en las redes sociales palabras emblemáticas de diferentes lenguas, para disfrute de la gente. La idea es francamente buena. Pero en esos reels o vídeos cortos muchas veces se dan etimologías falsas o inventadas, debido a la obsesión por deslumbrar a la gente. No es esa nuestra intención. Aquí presentaremos siete palabras o expresiones del euskera, que tienen alguna particularidad que las hace especiales. Algunas de ellas las utilizamos con naturalidad en el día a día, a veces sin reparar en su valor intrínseco o en su belleza. Otras las utilizamos con menor asiduidad, a pesar de conocerlas. Y alguna de ellas puede incluso estar en vías de extinción, habiendo sido desplazada del uso por nuevas palabras y/o alteraciones en su significado. En cualquier caso, todas ellas son parte de nuestra lengua y ¡no vamos renunciar a ellas! Al contrario. Es un verdadero placer poder exponerlas en el escaparate, con el fin de que, por una parte, nos percatemos de su valor, y por otra, nos animemos a utilizarlas en lo sucesivo.
Alkar poderoso (Sucesión por Comisario). Es un híbrido realmente curioso. No lo encontraréis en los diccionarios habituales. Se trata de una figura jurídica del Derecho Civil Vasco, y funciona de la siguiente manera: un testador nombra a uno o varios comisarios para que le representen una vez muerto y se hagan cargo de gestionar sus bienes. En el Código Civil Español, por ejemplo, está absolutamente prohibida esa práctica, por entenderse que el acto de testar es totalmente personal. El sistema Alkar poderoso tiene su origen en una sociedad de carácter rural y ya aparece en el Fuero Nuevo de Bizkaia en 1526. Se creó con el objeto de evitar la excesiva segregación del patrimonio, fortaleciendo el derecho del cónyuge enviudado. Desde el punto de vista filológico, el término está compuesto por dos palabras: alkar o elkar (que expresa la idea de reciprocidad, aunque es difícil traducirla literalmente a otras lenguas) y poderoso (préstamo tomado del castellano antiguo que significa que tiene o da poder). En resumen sería algo así como tener o darse poder el uno al otro.
Aspaldiko (¡Cuánto tiempo!). ¡Quién no conoce está castiza expresión! La utilizamos para saludar a alguien que no hemos visto dese hace tiempo. Es una palabra peculiar y no tiene fácil traducción. También la usamos mucho como adjetivo: aspaldiko ohiturak (costumbres de antaño), aspaldiko lagunak (antiguos amigos)… Como adverbio se convierte en un término juguetón, porque puede significar casi lo contrario solo con cambiarle el sufijo: aspaldian (hace mucho tiempo) y aspaldion (últimamente).
Abaro (sombra, refugio). Esta palabra significa refugio bajo arbolado y tiene su origen en la necesidad de proteger al ganado del sol. De aquel ámbito de uso pasó a extenderse a otros manteniendo el sentido de refugio, sombra, protección. Por otro lado, existe un bonito verbo que nos recuerda el antiguo significado del término: abaro egin. Esta locución verbal significa biao egin o siesta egin (echar la siesta), ya que el cobijo de los árboles resulta un lugar ideal para echar la cabezadita de sobremesa a salvo de los rayos del sol.
Auzo-lotsa (vergüenza ajena). El concepto es general y conocido: la vergüenza que sienten los demás cuando alguien hace o dice algo. Pero el término tiene mucha originalidad. Está compuesto por dos elementos. En el primero tenemos la palabra auzo. Por una parte, se utiliza para designar los grupos de casas o barrios en que se divide un pueblo o ciudad (sin. auzune, auzotegi ‘barrio’), pero por otra, también tiene el significado de ‘del entorno’, ‘de al lado’. Y es por ahí precisamente por donde nace el precioso término auzo-lotsa. A nivel de locución, la que aquí presentamos tendría un sentido equivalente a esta otra preciosa expresión que le oí una vez a una ondarresa y que tanto me gustó: nobera lotsatu bir! (¡una misma tener que avergonzarse!).
Bezuza (regalo). Es una palabra arcaica, y hoy es difícil oírla. En su lugar usamos constantemente oparia para decir ‘regalo’ (en otros tiempos oparia era más bien sacrificio). La palabra bezuza es muy antigua, ya que está recogida en una colección de refranes del siglo XVI: Inudea laztan dauenak seinari bezuza (‘a la ama quien tiene voluntad, al niño regala’). Hace ya unos cuantos años le oí a una galdacanesa utilizarla con naturalidad, y me llevé una gran alegría al ver que la palabra aún estaba en uso. Su futuro depende de nosotros. Por lo tanto, euskaldunak usa beza bezuza berba! (la expresión que he usado es un juego de palabras que se pierde al traducirlo, y que viene a significar ‘que utilice el euskaldun la palabra bezuza’).
Bihotzerre (acidez estomacal o ardor de estómago). Esta palabra vasca se puede enmarcar en el ámbito de la salud o de la medicina, y éste sería su significado: el amargor que se siente a veces en el estómago o en el esófago después de comer. Morfológicamente hablando, se trata de una palabra compuesta por dos elementos. El primero es bihotz, y es realmente curioso, pues se trata de un mal del estómago. Aunque también puede entenderse, debido a que el corazón no está lejos de la boca del estómago y el esófago. El segundo de ellos es erre (quemar, quemado) y pudiera ser que tenga relación con el verbo quemar (como en castellano ‘ardor’), puesto que esa amargura del estómago puede darnos sensación de quemazón. Pero el dato verdaderamente sorprendente surge cuando buscamos el equivalente de la palabra bihotzerre en inglés, ya que se dice ‘heartburn’, es decir, ¡bihotzerre literalmente! El término inglés aparece ya en el siglo XIV, pero con la significación de lujuria y deseo ardiente. Hasta el siguiente siglo no aparecería con el significado que le damos hoy en día. La mención fue en un libro de texto de farmacéutica, en donde se decía que para combatir la dispepsia había que tomar ajenjo hervido. Así pues, el desafío filológico-investigador de encontrar la explicación a esa coincidencia de términos entre el inglés y el euskera ¡está servido!
Eguzki-begi (zona soleada). Vendría a significar la parte donde da el sol (sin. egutera) y muchas veces la utilizamos en caso inesivo: Gure etxea eguzki-begian dago (nuestra casa está en zona soleada). Llama la atención el segundo elemento de este hermoso vocablo compuesto: la palabra begi (ojo). Se trata de una palabra polisémica, que además de designar el órgano de la vista, puede indicar, entre otras cosas, la expresión del rostro, el estado anímico o la dirección de la mirada. A partir de ahí, la encontramos en infinidad de compuestos, como el que aquí nos ocupa. Dejando variantes y acepciones a un lado, resulta atractivo imaginar que lo que está al sol realmente está bajo el ojo o la mirada del sol. Barandiaran, por ejemplo, nos cuenta que en Ataun a la luz del día se le llama euzki (sol) y al sol euzki-begi (ojo del sol). En Berastegi, sin embargo, al sol le deben llamar Jainkoaren begi (literalmente ‘ojo de Dios’). No olvidemos que ya en el antiguo Egipto el sol era representado como el ojo del dios Ra.
Estas siete palabras no son sino siete perlas de entre las innumerables piedras preciosas que atesora nuestro euskera. En los próximos artículos sacaremos al mostrador más ejemplos de nuestro gran tesoro lingüístico y cultural, en la convicción de que admirar estas palabras nos llevará a utilizarlas.
Joseba Santxo Uriarte – Filólogo e investigador