Apuntes de etnografía

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Fuente: Archivo Fotográfico de la Fundación Labayru. Autor: Nerea Etxebarria.

Son muchas las costumbres y modos de vida de los pueblos que van cambiando a lo largo de los años y estas transformaciones son las que en parte trata de recoger la etnografía.

Uno de estos usos que la forma de vida actual ha modificado sustancialmente es la relativa al pequeño comercio. Hemos consignado en más de una ocasión que la incorporación de la mujer al trabajo ha supuesto, a juicio de muchos informantes, uno de los cambios más destacados de la vida familiar en el siglo XX y lo que llevamos del XXI. Antaño las familias eran más numerosas y era frecuente que en la casa habitaran hasta tres generaciones: abuelos, padres e hijos. Además la mujer de la casa se dedicaba a las labores domésticas y siempre permanecía alguna persona en la vivienda.

Hoy día, por el contrario, las familias son más reducidas, las personas mayores viven en sus domicilios respectivos mientras son autónomas o de lo contrario se retiran a una residencia. El progenitor o progenitores que viven en la casa trabajan fuera de la misma y los niños, desde la más temprana edad son llevados al jardín de infancia o a la escuela. En tal situación, lo ordinario es que en las horas centrales del día no se encuentre nadie en el hogar. Además, dedican un día de la semana, generalmente el viernes o el sábado a realizar la compra a gran escala en las grandes superficies, para llenar el frigorífico y la despensa por una temporada.

Fuente: Archivo Fotográfico de la Fundación Labayru. Autor: Nerea Etxebarria.

Ello lleva consigo a que la compra que antaño realizaba diariamente el ama de casa se haya reducido a su mínima expresión ya que incluso el pan y la prensa se venden en las grandes superficies. No digamos ya la costumbre, cada vez más extendida de la utilización de internet, que tanto facilita la compra online y distribución de los productos a sus fabricantes en la misma medida que perjudica al pequeño comercio.

La tienda de comestibles, la carnicería, la pescadería, el mercado, la peluquería… eran lugares de reunión y transmisión de los acontecimientos de la localidad, de conocer el estado de salud o enfermedad de los vecinos, etc. al modo de las reboticas o casinos.  El pequeño comercio va languideciendo y cada vez es mayor el número de lonjas o locales disponibles.

Segundo Oar Arteta – Fundación Labayru/Etniker Bizkaia

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