En Bizkaia tenemos muchas ermitas y en casi todas ellas tienen lugar festejos el día o época de su santo. Además de los ritos religiosos, para celebrar la fiesta en comunidad, en la actualidad se organizan diversas actividades, como comidas populares, bailes o juegos. Entre estas actividades las competiciones son muy habituales, normalmente relacionadas con el deporte o la gastronomía. Pero hay campeonatos que no son tan comunes, ejemplo de ello es el concurso de txosnas que se organiza en el campo de Berbikez, en Gordexola, durante las fiestas de la ermita de San Cosme y San Damián. Hay que decir que, a pesar de que la advocación de esta ermita es San Juan Bautista, su festividad se celebra el 26 de septiembre, día de los mártires San Cosme y San Damián, y por eso muchos la conocen también por ese nombre.
La tradición de este concurso viene de mucho tiempo atrás. Según nos cuentan los informantes, hace unos 100 años, los más adinerados del pueblo (algunos procedentes de América) y algunos baserritarras comenzaron a construir estas chabolas para protegerse de las inclemencias del tiempo durante las fiestas. En realidad, aunque ahora sea más común utilizarlo con otro significado, esta es una de las acepciones del término txosna: chabola o edificio ligero que se construye para un breve espacio de tiempo.
Hasta mediados del siglo XX, sólo se construían 5-6 que se utilizaban principalmente para la comida del día de San Cosme y San Damián. Entonces eran las txabolas de las familias, pero poco a poco se fue extendiendo la costumbre entre la población, y hoy casi todas las cuadrillas levantan la suya. Este año, por ejemplo, se han construido 30.
Un mes antes de comenzar las fiestas empiezan con los preparativos. En otra época la construcción era mucho más sencilla y sólo usaban ramas de castaño y helechos. Hoy en día, sin embargo, construyen auténticas casitas; son espectaculares. Eso sí, tienen que hacerlo siguiendo unas reglas: igual que antaño, para edificar las txosnas tienen que utilizar sobre todo madera y helechos. Suele ser un trabajo arduo que requiere mucha inversión, aunque algunos materiales los guarden de un año para otro. Cada cuadrilla elige un tema y en ello se basan a la hora de decorarlas.
Desde hace unos años se celebra un concurso de txosnas, y el ayuntamiento creó una normativa propia. En ella se especifican los plazos de inscripción, los lugares de construcción, las dimensiones, los materiales a utilizar, etc. Cada cuadrilla decide si participa o no en el concurso, ya que hacerlo requiere tiempo y dinero. En caso afirmativo, se presentan dos miembros de cada grupo, creando un tribunal que se encarga de la puntuación. Cabe destacar que los jueces de cada txosna no se repiten al año siguiente y que cada año se le asigna a una txosna la responsabilidad de organizar y gestionar las fiestas de San Cosme y San Damián.
Los ganadores del concurso y los diez primeros puestos tienen derecho a elegir el lugar para instalar su txosna al año siguiente. Antes reservaban los sitios colocando unos palos, pero al ver que otros los quitaban, tomaron esa decisión. A los ganadores se les entrega un premio en metálico, pero este suele ser simbólico y no cubre el gasto realizado. Por lo tanto, intentar conseguir los primeros puestos suele ser más una cuestión de «honor» que de dinero. Se trata de la fiesta más importante del año para la mayoría de los gordexolarras, algo que se refleja con claridad porque es una tradición que hoy en día sigue viva, con una gran participación de las nuevas generaciones.
Nerea Etxebarria Gumuzio – Fundación Labayru