La transmisión oral ha sido, durante siglos, la vía o sistema de traspaso de conocimientos del legado (anterior) del pasado; hilo conductor del saber entre generaciones que ha ido conformando y amoldando cada elemento, labor, actividad o narración, entre otros componentes, hasta llegar a nuestros días. Es el Patrimonio Cultural de cada comunidad.
Sin embargo, en este proceso histórico, han acaecido muchas circunstancias que, a pesar de ser insalvables para las fuentes (las y los transmisores), han contribuido a que continuemos sosteniendo que la tradición es inmutable. De ahí el sentido principal de esta palabra que, junto a otros vocablos como Folklore, folclorismo, revival y derivadas, utilizados por expertos y estudiosos, sirve para ilustrar trabajos e hipótesis en el ámbito sociocultural.
Cuestión nada baladí, si tratamos este aspecto relativo, ya que es lo que se cede por medio del lenguaje, como inmaterial desde una perspectiva actual. De hecho, el término tradición es uno de los utilizados principalmente, a nivel popular, para defender y divulgar algo como propio y, por ejemplo, “de toda la vida” o “de siempre”.
Sin embargo, ni el concepto ni el uso que hacemos hoy en día del vocablo ha sido siempre así. Para ello, quizá debiéramos comenzar por el origen de un término que, aunque entendamos puede tener un largo recorrido, en la realidad no lo es tanto. Buscando en algunos diccionarios, no es hasta comenzado el siglo XVIII cuando aparece por primera vez con el significado de noticia de una cosa antigua que se transmite de padres a hijos. De forma ininterrumpida y generacional, esto ha sucedido, parcialmente, hasta el último tercio del siglo XX.
Otro vocablo que, a veces, se utiliza indistintamente como sinónimo, “costumbre”, está ligado en su origen a las leyes y derecho consuetudinario del pueblo. Para finalizar, la palabra Folklore (de folk = pueblo y lore = saber), neologismo creado por W. J. Thoms a mediados del siglo XIX, nacida como disciplina o ciencia de estudio, también entró a formar parte como equivalencia de las citadas a comienzos del siglo pasado.
Sea tradición, sea costumbre, sea Folklore, no es un reducto material-inmaterial que, mediante un truco de magia alguien se ha sacado de la chistera hace 3.000 años y que lo adornamos con lemas como “arcaico”, “ancestral”, “de la noche de los tiempos”, etc. Generalmente lleva la firma de anónimo y fue “inventado” por una persona o un colectivo, con o sin traslado geográfico. Es, resumiendo, el resultado que, a través de un proceso progresivo consciente o inconsciente, se ha ido consolidando y modelando, con los vaivenes y cortes producto del devenir, a las situaciones y realidades socio-culturales y políticas de cada tiempo, para lograr sobrevivir y recrearse continuamente.
Emilio Xabier Dueñas
Folclorista y etnógrafo