El Valle de Carranza es un extenso municipio vizcaino donde la ganadería bovina de leche ha alcanzado tal importancia que ha constituido su principal seña de identidad. Pero antes que productores de leche de vaca, los carranzanos fueron sobre todo pastores. Esta actividad fue perdiendo importancia a lo largo de todo el siglo XX, solo en los últimos años, coincidiendo con la crisis ganadera, se ha observado un repunte de los pequeños rebaños que pastan en los prados que antes estuvieron destinados a la alimentación de las vacas, sobre todo con la función de mantenerlos ‘limpios’ y obtener algún cordero y fabricar unos pocos quesos para el consumo doméstico.
Uno de los acertijos que acompañaron nuestra infancia en el Valle fue el que dice:
Un pastor en la montaña
vio lo que no ha visto el rey de España
ni con capa ni sin capa
lo puede ver el papa
y Dios con todo su poder
tampoco lo puede ver.
La respuesta era que vio a otro pastor.
Ha transcurrido un tiempo desde entonces y ahora en la corte madrileña moran dos reyes, en el Vaticano dos papas y en cuanto a Dios, cada vez es más aceptada la diversidad religiosa. Y sin embargo los montes que circundan mi Valle se han vaciado de rebaños por causas diversas, mezcla de la escasa rentabilidad de esta actividad y del regreso del lobo. Así que ya no es que un pastor tenga difícil ver a otro, es que quien se dedique a esa nueva actividad consistente en pasear por el monte en sus ratos de ocio, no alcanzará a ver ninguno. ¡Quién lo iba a decir!
Luis Manuel Peña – Departamento de Etnografía – Labayru Fundazioa
Para más información puede consultarse el tomo dedicado a la Ganadería y Pastoreo del Atlas Etnográfico de Vasconia.